Luca sentía en su boca un sabor amargo por el reciente descubrimiento. El maldito político estaba jodiendo a la familia y él estaba siendo la herramienta para ello. En todo caso a Don Barone, le interesará saber todo esto para prepararle unos preciosos zapatos de hormigón a medida.

Unos minutos más tarde...

En el downtown, en la cafetería bajo el portal de Antonella

Luca se llevó el auricular del teléfono al oído. Al salir del portal se había cruzado con Sal, quién parecía estar mirándole inquisitivamente. No había sido precisamente un encuentro tranquilo y en la calle se escucharon algunos ruidos, pero salvo breves miradas, nadie tuvo el valor de detenerse y ver qué pasaba.

El dueño de la cafetería, era de otra pasta. Se había resistido a dejarle entrar, pero un vistazo al verde retrato de Andrew Jackson fue suficiente como para que le dejase acceder y hacer una llamada. 

–Dante's –dijo la voz familiar del camarero, probablemente a estas alturas todos habían terminado el descanso para comer y el local estaba vacío.

–Soy Luca, pásame con Gennaro. Le interesa a Don Barone

–Un segundo –la verdad es que cualquier mención a los dos miembros más importantes de la familia eran suficiente para que cualquier persona dejase de estar junto a su propia familia y acudiese al llamado.

–Soy Maurizio –respondió finalmente una voz.

–Don Maurizio, ese pezzonovante nos está jodiendo. Trata también con los Marchetti, la donna lo ha dicho.

–¿Estás seguro? –preguntó sin perder los nervios en ningún momento.

–Creo que merece la pena comprobarlo. Podría saber dónde está el cazzo.

–Quédate ahí. Te llamaremos en cinco minutos.

Nunca supo Luca si se trataron de tres, cuatro o cinco minutos. Los segundos pasaban como minutos y los minutos como horas. Gotas de sudor perlaban su frente que apresuró a secarse con la manga de su traje. Finalmente el teléfono empezó a sonar, cosa que atrajo la atención del dueño de la cafetería.

–Es para mí, ahora termino –le detuvo el siciliano impidiendo que se acercase más de lo estrictamente necesario. Entonces descolgó el auricular:

–Tommy le ha hecho hablar –esta vez era Gennaro el que hablaba. Sin embargo su voz no era lo único que se escuchaba: llantos y gritos de un hombre se escuchaban–. Por lo que a nosotros respecta, está durmiendo con los peces.

–Entiendo... Supongo que no es necesario que mate a la cunnae.

–La mandaremos un presente, por las molestias y en señal de agradecimiento. Oye Luca... –dijo repentinamente cambiando el tono de la charla–. Debes ir a la zona Alta. A la urbanización de 'The Birch'. Parece ser que hace tiempo hicieron por allí unos negocios con este desgraciado, un tema de viviendas con presupuestos inflados y calidades bajas. Su vivienda debe estar al final de la calle. ¿Tienes armas no?