Item Descripción Valor

55

Al verse cuestionado, el joven parece dudar un instante antes de retomar la conversación con su habitual insolencia, pero sin poder ocultar un leve matiz defensivo.


- Mi nombre es Luís Clotet, mi familia tiene ciertos lazos con el señor Rovira, quien además es un hombre de mente abierta que no suele rechazar ninguna teoría, política o filosófica, por vanguardista que esta pueda resultar. Le conozco personalmente y fué él quién me hizo llegar la invitación.


Por un instante el joven universitario parece inmerso en algún tipo de debate interno.


- Pero me cuesta entender el motivo real de esta reunión, es algo impropio del señor Rovira hacer gala de semejante ostentación. En primer lugar porque es un hombre extremadamente celoso de su privacidad, pero también porque la convulsa situación actual recomienda no ofrecer grandes muestras de opulencia. ¿Acaso no recuerda los disturbios de la semana trágica, hace unos años? Por supuesto, esos altercados fueron debidos a un reclutamiento militar forzoso, pero la mecha de la indignación sigue ahí, dispuesta a encenderse bajo el mínimo pretexto. Y cuando eso ocurra ni usted ni todos los defensores de las corruptas normas que nos someten podrán detener la ira del pueblo.


El joven no hace ningún esfuerzo por ocultar su desprecio manifiesto.


39

- Explíqueme señor agente, si puede, ¿qué alternativas tiene el obrero que se consume en la fábrica mientras su patrón vive en la opulencia? ¿de qué opciones dispone la madre que ve cómo sus hijos pasan hambre? La violencia no es más que el resultado lógico de la injusticia crónica imperante, el último recurso de los desesperados.


El joven ha perdido la compostura por unos segundos y su respuesta ha tenido un tono más alto de lo que había pretendido, atrayendo la atención de algunos invitados cercanos que os observan con semblante sorprendido, pero sin intervenir.


- Personalmente no me parece extraño que haya personas que se echen al monte como auténticos pistoleros y emprendan una vida de crimen.- Cuando retoma el diálogo, su voz es apenas un susurro y ha adquirido un claro matiz de amenaza.- Resulta lícito buscarse la vida al margen de la ley cuando ésta se halla tan podrida que permite nidos de corrupción e inmoralidad en todos los rincones. La clase obrera comprenderá, tarde o temprano, que para prosperar no son necesarios ni dios ni amo.


A la vez que pronuncia su pequeño alegato comienza a agitar enérgicamente su dedo índice a escasos centímetros de tu cara. Cansado de sus impertinencias le sujetas velozmente la muñeca y le obligas a retirar la mano. Dolido, el joven te mira con fuego en los ojos.


- Estaré encantado de continuar esta animada discusión más tarde, le espero en el jardín del patio inferior tras el comunicado del señor Rovira.