Item Descripción Valor

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El comisario Torres apenas puede ocultar su asombro ante la magnificencia de la sala principal. Se trata de una impresionante estancia de dos alturas, en forma de óvalo alargado sin líneas rectas. Tres grandes lámparas modernistas cuelgan del alto techo decorado con mosaico trencadís. En la parte más alejada puedes ver una gran puerta doble de madera y vidrio coloreado que parece dar a una amplia terraza exterior.


Varios grupos de invitados conversan ociosos entre las mesas, servidas generosamente con viandas y refrigerios de todo tipo. Un sirviente se encarga de mantener los mostradores y a los invitados bien atendidos. Parece que todo el personal de servicio de la mansión está formado por robustos mulatos extremadamente eficientes, una muestra de exotismo que sin duda proviene del pasado cubano del señor Rovira.


- Creo que nuestro anfitrión aún tardará un tiempo en aparecer.- El comisario se ha sobrepuesto al impacto inicial y su atención está ahora totalmente dedicada a las bien surtidas mesas.- Como le decía, hable con la gente, muévase entre los invitados y déjese ver un poco. Nos encontraremos más tarde.


Mientras observas a los invitados en busca de personas con las que conversar, un reloj marca las 9 en punto.


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- Explíqueme señor agente, si puede, ¿qué alternativas tiene el obrero que se consume en la fábrica mientras su patrón vive en la opulencia? ¿de qué opciones dispone la madre que ve cómo sus hijos pasan hambre? La violencia no es más que el resultado lógico de la injusticia crónica imperante, el último recurso de los desesperados.


El joven ha perdido la compostura por unos segundos y su respuesta ha tenido un tono más alto de lo que había pretendido, atrayendo la atención de algunos invitados cercanos que os observan con semblante sorprendido, pero sin intervenir.


- Personalmente no me parece extraño que haya personas que se echen al monte como auténticos pistoleros y emprendan una vida de crimen.- Cuando retoma el diálogo, su voz es apenas un susurro y ha adquirido un claro matiz de amenaza.- Resulta lícito buscarse la vida al margen de la ley cuando ésta se halla tan podrida que permite nidos de corrupción e inmoralidad en todos los rincones. La clase obrera comprenderá, tarde o temprano, que para prosperar no son necesarios ni dios ni amo.


A la vez que pronuncia su pequeño alegato comienza a agitar enérgicamente su dedo índice a escasos centímetros de tu cara. Cansado de sus impertinencias le sujetas velozmente la muñeca y le obligas a retirar la mano. Dolido, el joven te mira con fuego en los ojos.


- Estaré encantado de continuar esta animada discusión más tarde, le espero en el jardín del patio inferior tras el comunicado del señor Rovira.