Item Descripción Valor

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Tras unos instantes la botella se abre con un alegre estallido del corcho, la mujer sonríe y, para tu sorpresa, abandona la botella sobre una de las mesas.


- Demos un paseo, querido.- Comienzas a caminar lentamente, con la respetable dama firmemente sujeta a tu brazo. Tienes la sensación de que toda la escena de la botella no era más que una demostración de carácter por parte de una señora más que acostumbrada a hacer lo que le viene en gana, y a que los demás obedezcan sus caprichos.


- Mi nombre es Asunción Casademunt.- La mujer parece decidida a expresar sus confidencias.- ¿Sabe? Es la primera vez que acudo a un evento de este tipo desde que falleció mi marido hace un año. Pero no podía rechazar una invitación a algo tan poco usual como una fiesta en la mismísima mansión Rovira, conozco lo suficiente a Alejo para saber que tiene planeado algo especial para esta noche.


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- Sin duda tiene usted razón, señor inspector. Mire cuántas religiones existen, todas ellas con la ambición de poseer las almas y las voluntades de sus fieles.- Responde la mujer con voz sarcástica pero sosegada.


- Pero en la zona del mundo de la que procedo todavía existe cierto contacto con fuerzas naturales que parece haberse perdido en Europa. Le sorprendería saber cuántos de mis compatriotas recurren a ‘prodigios’ que serían difícilmente explicables para una mente racional.


Por supuesto has oído relatos sobre ciertas prácticas de brujería caribeña capaz de alzar a los muertos, crear muñecos malditos y similares. Pero te cuesta creer que se esté refiriendo a eso.


- Tenga cuidado inspector, pues en nuestro mundo pocas cosas son lo que parecen.