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La nave estaba demasiado lejos, y había demasiadas de aquellas criaturas en el camino, no lograrías llegar a tiempo a la nave… pero tal vez sí que pudieses ocultarte antes de que el camuflaje fallase, puesto que habías visto un acceso a la red de túneles del lugar cerca de donde estabas. Sin perder un instante, corriste hacia allí, apartando a cualquiera de aquellas criaturas que se interpusiese en tu camino, cruzando la entrada sin molestarte en detenerte en el chequeo rutinario que había en ella.

Eso, evidentemente, provocó que te empezasen a perseguir, pero no te importaba… el camuflaje estaba a punto de acabar, tenías que llegar a los túneles. Finalmente, tras descender varios niveles, y con la seguridad del lugar a punto de alcanzarte, llegaste a tu objetivo. Por desgracia, el transporte que recorría el túnel estaba a punto de llegar, por lo que apretaste aún más el paso. Tú única opción era adentrarte en el túnel antes de que fuese bloqueado, así que saltaste justo cuando el transporte llegaba… logrando pasar por apenas unos centímetros. Tras de ti habías oído gritos… ¿eran por verte saltar y casi ser arrollado o porque tu camuflaje había fallado antes de que saltases?

No tenías ni idea, pero tu camuflaje ya no funcionaba y tenías que alejarte de allí antes de que fuesen en tu búsqueda, pero… ¿Continuabas hacia tu nave por los túneles? ¿O te ocultabas en ellos hasta que cayese la noche?

11 ciclos.

11 angustiosa y terriblemente largos ciclos.

Ese era el tiempo que llevabas atrapado en aquel maldito planeta, sin nadie que pudiese ayudarte y en medio de millones de criaturas que, en caso de descubrirte, acabarían con tu vida sin dudarlo ni un instante… y eso si es que tenías suerte.

Eras consciente de que si habías logrado sobrevivir todo aquel tiempo era gracias al dispositivo de camuflaje que llevabas, el cual te permitía hacerte pasar por uno de esos grotescos seres, pues aunque eran bípedos al igual que tú y eso permitía que tus movimientos pudiesen adaptarse al camuflaje, ahí acababa toda semejanza, puesto que sus cuerpos eran completamente desproporcionados, con pieles de distintos y extraños colores y ni tan siquiera el número correcto de extremidades. Por desgracia la energía del dispositivo estaba a punto de agotarse, tendrías suerte si duraba otro ciclo más… así que debías de salir cuanto antes. Afortunadamente, el tiempo que llevabas en aquel horrible mundo no había sido inútil, puesto que, aunque con extrema dificultad y grandes dosis de suerte, habías podido ir consiguiendo lo que precisabas para poder reparar tu nave, y aquel ciclo, finalmente habías conseguido el último componente necesario. Ahora solo te quedaba regresar a ella… y esperar no haber agotado toda tu suerte, pues la iba a necesitar.

Podías intentar ir ahora, en plena noche, cuando menos de aquellos seres había fuera de las construcciones… aunque eso tal vez llamase la atención de las fuerzas de seguridad.

O podías arriesgarte y esperar al amanecer, sería más seguro moverse entonces… siempre que la energía del dispositivo de camuflaje no se agotase.