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Quedarse a luchar con aquellos seres era una auténtica estupidez, puesto que aunque tal vez pudieses con ellos, bien podía suceder que te acabasen hiriendo de gravedad, o que la pelea dañase tu dispositivo de camuflaje, o que el ruido atrajese a alguna patrulla cercana, o mil cosas más que podían salir mal. No, quedarse a luchar no era una opción, así pues, aprovechaste sin dudarlo el hueco dejado por la criatura a la que habías golpeado y corriste en dirección a los caminos principales.

Tu rápida reacción impidió que pudiesen atacarte antes de que lograses alejarte, aunque por supuesto, aquellos malditos seres no dudaron en perseguirte. Sin embargo a pesar de tu herida, y aunque fuese solo un poco, lo cierto es que eras más veloz que ellos, por lo que pudiste llegar al camino principal poco antes que ellos, donde a punto estuviste de chocar con una patrulla, quienes te observaron con desconfianza, a causa de tu repentina aparición y de estar sujetándote un costado a causa de la herida que te habían hecho al principio, por mucho que esta no se mostrase en el camuflaje.

Los criminales estaban a punto de girar la esquina, por lo que no podías quedarte allí, pero tal vez podrías engañar a la patrulla para que fuese a por ellos. Eso, o podías seguir huyendo, con la esperanza de que la patrulla no te diese el alto.

La urgencia por salir de aquel inmundo planeta, el temor a que las baterías se agotasen y la incertidumbre de lo que podías encontrar en los oscuros y angostos caminos que serpenteaban entre las construcciones de aquel lugar hicieron que decidieses ir por el camino principal… el cual, no se encontraba precisamente vacío.

¿Cómo podía haber tantos de aquellos seres vagando por ahí sin rumbo fijo cuando hacía ya horas que había anochecido? Eso por no hablar de la enorme cantidad de luces que había, no solo para alumbrar el camino, sino luces de todo tipo por las paredes de las estructuras que bordeaban el camino: parpadeantes, fijas, blancas, de colores… era inconcebible como aquellas criaturas podían soportar eso. Fue por culpa de todas aquellas luces que te distraían y de la cantidad de criaturas que había a tu alrededor por lo que no te diste cuenta de la presencia de una patrulla hasta casi toparte de frente con ella, lo que hizo que te detuviese un instante.

No podías quedarte allí parado o llamarías la atención de los miembros de la patrulla, pero dado que, según parecía, aún no te habían visto, podías dar la vuelta y esquivar la patrulla… o podías seguir tu camino, esperando que tu indiferencia te permitiese pasar sin que te detectasen.