Item Descripción Valor

Dejas salir solo a Paco. Bien porque es tu amigo, bien porque crees que su ayuda pueda ser más que necesaria. En cualquier caso es controlado por seguridad nada más salir. Tienen que hacer un esfuerzo para que no salgan el resto de técnicos que al ver que no les van a dejar se lanzan contra la puerta a toda velocidad.

Cuando Paco sale te da un abrazo. Mira al resto de los técnicos te mira a ti, parece que quiere decir algo pero entonces se detiene, algo está pasando en el interior de la sala.

Del bolómetro comienza a surgir una especie de materia de color verde oscuro y de ella surgen una gran cantidad de nuevos rayos verdes que esta vez parecen ser mucho más agresivos y peligrosos.

El dolor que parecen estar sufriendo en el interior de la sala es muy superior al que sufrían hasta ahora y finalmente caen al suelo. No sabes si solo inconscientes o puede que muertos.

De repente, del bolómetro comienza a surgir una suerte de círculo entre oscuro y verdoso, que acaba convirtiéndose en una especie de vórtice de casi dos metros de alto por algo menos de uno de ancho. La parte exterior del mismo es de un color verde oscuro ligeramente brillante, y va tornándose al negro más profundo que nunca habías visto hacia el centro.

Los técnicos comienzan a levantarse justo cuando te das cuenta que ya no salen rayos, y de forma inesperada comienzan a golpear el cristal. Usan sus puños, sus codos, incluso sus cabezas para intentar resquebrajarlo. Si siguen así, no hay duda de que lo conseguirán.

Paco, muy nervioso y alterado te dice que hay que activar el sistema de descontaminación, pero hacerlo provocaría la muerte de los técnicos. Quizá con mandar a seguridad sea suficiente.

Aquellos rayos no parecían dañinos, los sensores no marcan nada fuera de lo normal. Hay demasiado en juego y puede que esta sea la última oportunidad que te den los inversores. 

Decides seguir, e indicas a Paco que suba al 100% el bolómetro. Al hacerlo, el punto verde no crece, pero si la frecuencia e intensidad de los rayos verdes, que ahora si comienzan a ser dolorosos. No en los puntos de impacto, sino en la cabeza.

Sientes como si alguien estuviera abriendo tu cabeza y clavándote pequeños alfileres, rebuscando entre tu cerebro con unos finos y puntiagudos dedos. Algo en tu cabeza te dice que hay que aguantar, que solo es un poco más hasta que se estabilice. Pero tu mente analítica te dice que no, que eso no está bien.

¿Deberías indicar a Paco que diera el experimento por terminado o te dejarás llevar por esa corazonada de que en cuanto se estabilice, los rayos y el dolor deberían cesar?