Item Descripción Valor

Aquellos rayos no parecían dañinos, los sensores no marcan nada fuera de lo normal. Hay demasiado en juego y puede que esta sea la última oportunidad que te den los inversores. 

Decides seguir, e indicas a Paco que suba al 100% el bolómetro. Al hacerlo, el punto verde no crece, pero si la frecuencia e intensidad de los rayos verdes, que ahora si comienzan a ser dolorosos. No en los puntos de impacto, sino en la cabeza.

Sientes como si alguien estuviera abriendo tu cabeza y clavándote pequeños alfileres, rebuscando entre tu cerebro con unos finos y puntiagudos dedos. Algo en tu cabeza te dice que hay que aguantar, que solo es un poco más hasta que se estabilice. Pero tu mente analítica te dice que no, que eso no está bien.

¿Deberías indicar a Paco que diera el experimento por terminado o te dejarás llevar por esa corazonada de que en cuanto se estabilice, los rayos y el dolor deberían cesar?

Aunque la tentación es fuerte, eres el responsable de que todo vaya bien, solo tú has estado siempre ahí. Los números de las pantallas, los indicadores y parámetros... tu eres quien ha establecido los límites. Si algo se sale de escala solo tú podrías ser capaz de adaptar el sistema para aguantar lo que pueda ocurrir.

Paco acompaña a los técnicos al interior. Se visten con sus trajes y la puerta se cierra tras ellos con aquel característico sonido de sellado que tantas otras veces has escuchado. La luz verde del monitor cuatro indica que todo está correcto en el interior.

Das la orden que todos estaban esperando y el bolómetro se activa.

Todos los indicadores están en sus valores cuando alcanza el 60% de potencia. Más allá de aquí nunca ha sido probado, pero para eso habéis trabajado tanto. El técnico encargado de subir la potencia te mira, asientes y la va aumentando poco a poco.

Los valores siguen estables, todo para ir bien.

70% de potencia y puedes notar como se te eriza el vello de los brazos.

80%, un pitido estridente hace que todo el mundo mire el monitor 1. Algo no va bien, Lambda36 está disparándose, aumentando de forma exponencial. Los técnicos de la sala de control, dubitativos, te miran.

En el interior Paco da un golpe al cristal para llamar tu atención. Del bolómetro están saliendo unos finos rayos verdes que se extienden hasta las paredes. Desaparecen al contactar con los muros.

Detener el experimento ahora podría suponer el final del mismo. Sabes que ya no queda casi dinero ni tiempo. Los inversores piden resultados, pruebas de que no están tirando su dinero. Pero... ¿Serás capaz de solucionarlo sin poner en riesgo a tus compañeros?