I. NORDICS

El viaje en barco estaba siendo muy divertido, además de contar con buena compañía, las vistas de ambas orillas de la ría eran geniales.

Fue en el primer viaje, cuando nos vimos obligados a parar antes de lo previsto, poco antes de llegar a la altura de una aldea que se llama Catoira; una embarcación de Protección Civil nos pedía parar, al parecer no se podía continuar por el rió, debido a unos trabajos de búsqueda  que estaban realizándose. Tras explicarles nuestro propósito, nos recomendaron parar junto las Torres del Oeste, y proseguir andando desde allí si queríamos cruzar Pontecesures a pie, como era la intención.

No podía dejar de fijarme en las torres según nos acercábamos a su verde orilla, había algo de gente en ellas, algunos veían lo que parecían ser unas replicas de barcos vikingos, otros veían las torres con su ermita. Todo estaba verde, tranquilo , las ruinas te ayudaban a remontarte a un lugar lejano, a otro mundo, otra época. Para la mayoría era la primera vez que las veíamos, a la mayoría les parecieron curiosas, a algunos nos encantó y nos apeteció tomar un descanso en tan singular paraje.

Dando un paseo, Pili se encontró con una pareja joven que estaban bebiendo , fumando y aparentemente leyendo unos papeles y dos libros, sobre el suelo en el que estaban sentados tenían extendido un viejo mantel, y nos llamó la atención los poliedros que tenían delante de ellos, estaban jugando al rol. Leí la portada del libro, "Aquelarre". 

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Había pasado ya más de media hora, nos explicaron en que consistía el juego, compartimos bebida, comida y humo. Xabier y Claudia estaban preparando unos personajes y anotaciones para una partida que tendrían en unas horas en las propias Torres. Pili no tardó en convencerlos que nos dejasen participar, la verdad que ya había jugado a otros títulos, y durante el viaje, Pili y Borja dijeron que deberíamos probar jugar una partida juntos, así que en parte estaba claro que de haber una oportunidad sería esta.