Item Descripción Valor

          - No sé si seréis creyentes cristianos , si creéis en los espíritus,  o en dioses considerados paganos. Pero os puedo asegurar que existen fuerzas inexplicables, aquí en Galicia existen seres con apariencia humana, que son capaces de dar forma a esas fuerzas. "Eu non creo nas meigas, mais habelas, hainas" - Dijo el director del juego, mientras enciende una vela que inunda la zona de juego con humo negro, su olor es penetrante y parece como si te llevase a otra época .... 


                                                                                                   Año 968 dC

Me cuesta despertarme, parece que debí de tomar algo en mal estado anoche, ya es por la mañana, mis ropajes se encuentran mojados por el rocío, y no consigo recordar demasiado de la noche anterior. 

- Mierda he vuelto a dormir en la intemperie - digo al darme cuenta que el sol molesta mis ojos al abrirlos; mis sentidos van despertando poco a poco, oigo a los pájaros , los ladridos de los perros y el sonido metálico de las hoces, martillos y espadas. - ¿Armas? - digo mientras me doy cuenta de que ese bullicio no era normal - de un salto me pongo en pie, mientras se empiezan a escuchar gritos . - ¡Nos atacan! dicen al unisono varias mujeres que se encontraban lavando ropa en el río, mientras señalan hacía el río - ¡Dios nos proteja!, son navíos del norte - Grita un hombre que portaba un arco y varias flechas, vestía una armadura de cuero tachonado, camisa y pantalones de lino- ¡Todo el mundo arriba! que vayan al refugio los niños y ancianos - añadió.

En cuestión de minutos no dejaban de entrar y salir gente de las casas de piedra y madera; preparando armas e improvisando otras. Mujeres y niños con ropas toscas y casi aun dormidos , empezaban a irse de la ciudadela, sabían que la isla ya no era segura. Un centenar de navíos no tardarían en llegar

Maldita sea, porque diantres me cuesta tanto pensar, me duele hasta partes del cuerpo que no sabía que tenía. Esto de dormir a la intemperie no es sano, y menos con una resaca de semejante magnitud encima. Si estuviese ahora en mejores condiciones, podría aprovechar para buscar algún bien para vender en Iria. Pero ni siquiera soy casi capaz de pensar. Busco algo de ropa que ponerme, sino me cambio pronto no conseguiré entrar en calor, y cuando lleguen esos bárbaros seré presa fácil para sus espadas y hachas. 

Consigo unos ropajes más o menos adecuados para la situación, además de un peto de cuero por si me viese obligado a luchar. Compruebo que llevo encima mis cuchillos, y mi daga - bien estoy listo para partir antes de que se pongan complicadas las cosas- digo para mis adentros, cuando alguien me para, parece como si estuviera leyéndome la mente. 

- ¡Vamos!, esa no es la dirección correcta. - dice un hombre mayor de blanca barba, que porta una espada y escudo - los capitanes nos están haciendo formar cerca de la orilla. 

Un pequeño grupo de caballeros empezaban a formar en la costa, delante de la empalizada que resguardaba a la infantería. Delante de la caballería ya había media docena de ballistas y tres improvisadas catapultas tipo mangonel.

En la ría había varias cocas y decenas de currach, además de unas estrechas barcas, bastante maniobrables, con tan solo dos hombres en cada extraña embarcación.