Item Descripción Valor

1 de Marzo de 2019,

Laboratorio Subterráneo de Canfranc, Huesca.


Hoy es el día, después de más de dos años de investigaciones, larga jornadas con tu equipo e infinidad de teorías, conjeturas y luchas por conseguir financiación, por fin, hoy, vais a encender a máxima potencia el bolómetro centelleador. Un dispositivo de 46 gramos que incorpora un cristal centelleador compuesto de bismuto, germanio y oxígeno, que interactúan como detector de la materia oscura.

En el reloj se leen las 6 de la mañana, y el indicador de temperatura exterior marca un grado y lluvia suave, pero a 850 metros de profundidad poco importa. 

Te levantas y pones al día tus labores matinales antes de tomar un desayuno con tus compañeros. El silencio nervioso de algunas mesas choca con las alegres y esperanzadoras conversaciones de otras.

A las 7:30, justo antes de que amanezca, ya te encuentras ataviado con tu  bata blanca en la sala de control. Varias pantallas muestran diferentes estados de multitud de variables y componentes y unos pocos técnicos controlan los diferentes valores que previamente se han acordado y establecido. Tú, vigilas y controlas que todo vaya bien. Este es tu experimento, y este es tu momento.

No tarda en entrar en la sala Paco. Paco, es un compañero de la universidad que te ha acompañado durante toda la carrera y se involucró de lleno con tu proyecto. Con él has jugado partidas de rol, peleado por ligues algún sabado por la noche y contado tus secretos más íntimos.

Se coloca a tu lado y deja reposar su mano sobre tu hombro.

- Tranquilo, todo está bajo control, hemos simulado todas las posibilidades. No hay nada que pudiera salir mal. - 

Te mira sonriendo mientras los dos técnicos de la sala del bolómetro van entrando. Además de la sala de control, hay una pequeña habitación contigua a esta y custodiada por dos guardias en la que se encuentra el bolómetro centelleador. Dentro hacen falta tres técnicos para controlar alguna situación puntual, y un grueso cristal separa ambas salas permitiendo que los ocupantes de ambas se vean los unos a los otros.

- ¿Porque no entras esta vez? - Dice animándote - Eres el único que no ha estado allí las otras veces, la sensación es indescriptible -

Lo cierto es que siempre has oído a los demás hablar de aquello, pero siempre has preferido estar en la sala de control. Al fin y al cabo eres el responsable del proyecto. Aunque... hoy es el gran día, todo está bajo control... ¿no? 

Decides que Paco es totalmente autosuficiente y capaz de encargarse de los posibles contra tiempos que puedan aparecer. Sonríes a tu amigo y comienzas a ponerte el traje de seguridad para entrar en la sala del bolómetro.

Cuando estas listo te encaminas a la puerta de seguridad custodiada por los dos guardas, que al verte sonríen y asienten con sus cabezas. Abren la puerta y pasas al interior.

La sala es pequeña, el espacio es relativamente justo. Hay un par de carritos con herramientas para hacer mediciones en la sala así como varias para realizar pequeñas reparaciones insitu.

Miras el bolómetro. Ese pequeño aparato, aquello es a lo que te han llevado tus últimos años de vida, de estudio, de dedicación casi absoluta. A su alrededor la maquinaria que lo hace funcionar.

Notas como el traje acrecenta el sonido de tu respiración justo cuando te giras y ves que al otro lado del cristal, Paco y un par de técnicos más aguardan a que des el visto bueno para iniciar el experimento.

Elevas tu mano con el pulgar levantado y Paco da la orden. Un lejano ruido comienza a escucharse por la sala. Va en aumento, al igual que el porcentaje de potencia del bolómetro. Es en uno de esos momentos en los que puedes sentir lo que te han dicho tus compañeros. Es como si la electricidad pasara a través de ti, o como si estuvieras desnudo en la playa y una gran vendaval hiciera que millones de diminutas partículas de arena golpearan tu cuerpo. No es doloroso, y el sonido llega un momento en el que se deja de escuchar.

Un pequeño punto de luz verde aparece en el bolómetro. Eres consciente que ese es el límite al que habéis llegado. Nunca habéis pasado de ahí. El punto se mantiene, y tu mirada se queda fija en el mismo. 

- Aumento la potencia - 

Escuchas por el pequeño altavoz instalado en la sala. Es Paco. Cuando lo hace el punto poco a poco va haciéndose más grande, hasta que se estabiliza en un círculo de poco más de cinco centrímetros de diamétro. Te acercas curioso mientras los dos técnicos de la sala van haciendo su trabajo y un rayo sale del interior del punto verde y te atraviesa. 

Llevas tus manos al pecho, no hay dolor. Miras a tu alrededor y ves que no ha sido un único rayo. Hay por lo menos media docena de ellos saliendo del bolómetro y chocando contra las paredes, atravesando sin mayores implicaciones aparentes a tus compañeros de la sala.

- Que es eso, ¿estáis bien? - 

Paco pregunta claramente nervioso. Asientes con la cabeza girándote y viendo sus caras de sorpresas. Paco está inmóvil, esperando posiblemente una señal tuya sobre como proceder...