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El dolor en la sien es intenso, de nuevo los rayos están saliendo. Ya no es un dolor suave, ahora es fuerte, muy fuerte. Piensas en lo que tienen que estar pasando en el interior de la sala. 

Eventualmente los rayos se detienen tal y como deberían hacer, sin embargo, algo no esta bien. Los dos técnicos se acercan al cristal y comienzan a golpearlo con fuerza. Sus nudillos comienzan a sangrar, pero eso no parece que los detenga.

Paco ordena a seguridad que entren y los reduzcan. Tu, por tu parte, notas que algo esta realmente mal; has sentido la imperiosa necesidad de hacer lo mismo, o peor. Por algún motivo primero sentías que había que romper el cristal, y segundos después torno a una especie de ira dirigida hacia tu amigo. Por suerte te has podido controlar y los demás tan solo han visto como sufrías de dolor.

Cuando los de seguridad terminan su trabajo, tu amigo te dice que hay que ir a informar. No hay que seguir con el experimento en las condiciones actuales.

Harás caso a Paco, o quizá puedas aprovechar para quedarte solo en la sala y aprovechar para probar tu teoría...

Nada bueno puede salir de quedarse allí. Lo que sea que haya pasado ya ha ocurrido, y no creéis tener nada que hacer para evitarlo ya.

Recorréis el largo pasillo hasta el ascensor, alguna mirada hacia atrás de los dos delata el miedo que os rodea. El ascensor tarda unos minutos en bajar, unos largísimos minutos que parecen horas. En cualquier momento podría aparecer, quien sabe que por aquel pasillo.

Las puertas se abren, entráis y no tardáis en llegar a la planta superior y desde allí salir al exterior. El cielo azul y despejado, acompaña una preciosa mañana que recuerda a un buen día de primavera.

Os miráis y notáis un temblor en el suelo, del suelo comienzan a surgir pequeños tentáculos similares a los que habéis visto en el portal, pequeños animales surgen de las grietas del suelo y la tierra y la vegetación que os rodea se torna de un negruzco enfermizo.

Metes las manos en los bolsillos y las sacas, las miras. En una tienes tu teléfono móvil. Una llamada bastaría para que las autoridades pertinentes se presentaran allí en escasos minutos.

En la otra las llaves de tu coche. Puede que sea el momento de dejarlo todo atrás y escapar de allí antes de que sea definitivamente tarde. Al fin y al cabo tanto tu como Paco estáis vivos.