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A pesar del modulador de voz que incorpora tu camuflaje, no podías arriesgarte a ser detenido o cuestionado si salías por la noche, pues tu escaso conocimiento del idioma podía delatarte, así que decidiste esperar a que amaneciese y así aprovechar para descansar.

Varias horas después, casi completamente cubierto por la densa nube de contaminantes, el sol se alzó en el horizonte, y con él, el lugar empezó a despertar, por lo que cogiste las piezas que necesitabas para reparar tu nave y abandonaste la estructura abandonada que te había servido como refugio hasta el momento.

Aún te costaba entender cómo era posible que tantos de aquellos seres pudiesen vivir en tan poco espacio, debían de haber cientos, tal vez miles de ellos a tu alrededor, dificultando tu avance, especialmente a causa de su horripilante aspecto y el terrible hedor que emanaban, cosas que tenías que obligarte a ignorar para que no te descubriesen. Por suerte para ti, parecían ignorarse unos a otros, lo cual te ayudó a pasar entre ellos sin llamar la atención… al menos hasta que varios pitidos provenientes del dispositivo de camuflaje te avisaron del inminente agotamiento de su energía.

El miedo y la impotencia se adueñaron de ti mientras observabas el lugar donde tu nave estaba oculta… ¿Podrías alcanzarlo a tiempo?

Seguir hacia delante e intentar pasar por donde estaba la patrulla era una completa locura y un auténtico suicidio. No, desde luego no podías arriesgarte a eso, por lo que, tras un mero instante de duda, te diste la vuelta y te alejaste de allí en busca de un camino alternativo para llegar a tu nave... o al menos esa fue tu intención inicial, puesto que apenas habías dado unos pasos cuando una luz te iluminó desde arriba, dándote el alto con una voz sintética.

Para tu desgracia, un dron que no habías sido capaz de ver a causa de las luces sobrevolaba el lugar donde se encontraba la patrulla, y desde su perspectiva había podido detectar fácilmente tu antinatural cambio de rumbo, fijándote como objetivo y alertando a los miembros de la patrulla, que ahora se acercaba hacia dónde estabas, ordenándote también ellos que te detuvieses.

Por supuesto, podías hacerles caso e intentar engañarles, tal vez fuese lo más seguro... o tal vez no, por lo que también podías intentar correr e intentar despistarles por los caminos secundarios, suponiendo que el hecho de estar en un lugar concurrido haría que no fuesen capaces de abrir fuego antes de que pudieses alejarte.