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A pesar del modulador de voz que incorpora tu camuflaje, no podías arriesgarte a ser detenido o cuestionado si salías por la noche, pues tu escaso conocimiento del idioma podía delatarte, así que decidiste esperar a que amaneciese y así aprovechar para descansar.

Varias horas después, casi completamente cubierto por la densa nube de contaminantes, el sol se alzó en el horizonte, y con él, el lugar empezó a despertar, por lo que cogiste las piezas que necesitabas para reparar tu nave y abandonaste la estructura abandonada que te había servido como refugio hasta el momento.

Aún te costaba entender cómo era posible que tantos de aquellos seres pudiesen vivir en tan poco espacio, debían de haber cientos, tal vez miles de ellos a tu alrededor, dificultando tu avance, especialmente a causa de su horripilante aspecto y el terrible hedor que emanaban, cosas que tenías que obligarte a ignorar para que no te descubriesen. Por suerte para ti, parecían ignorarse unos a otros, lo cual te ayudó a pasar entre ellos sin llamar la atención… al menos hasta que varios pitidos provenientes del dispositivo de camuflaje te avisaron del inminente agotamiento de su energía.

El miedo y la impotencia se adueñaron de ti mientras observabas el lugar donde tu nave estaba oculta… ¿Podrías alcanzarlo a tiempo?

11 ciclos.

11 angustiosa y terriblemente largos ciclos.

Ese era el tiempo que llevabas atrapado en aquel maldito planeta, sin nadie que pudiese ayudarte y en medio de millones de criaturas que, en caso de descubrirte, acabarían con tu vida sin dudarlo ni un instante… y eso si es que tenías suerte.

Eras consciente de que si habías logrado sobrevivir todo aquel tiempo era gracias al dispositivo de camuflaje que llevabas, el cual te permitía hacerte pasar por uno de esos grotescos seres, pues aunque eran bípedos al igual que tú y eso permitía que tus movimientos pudiesen adaptarse al camuflaje, ahí acababa toda semejanza, puesto que sus cuerpos eran completamente desproporcionados, con pieles de distintos y extraños colores y ni tan siquiera el número correcto de extremidades. Por desgracia la energía del dispositivo estaba a punto de agotarse, tendrías suerte si duraba otro ciclo más… así que debías de salir cuanto antes. Afortunadamente, el tiempo que llevabas en aquel horrible mundo no había sido inútil, puesto que, aunque con extrema dificultad y grandes dosis de suerte, habías podido ir consiguiendo lo que precisabas para poder reparar tu nave, y aquel ciclo, finalmente habías conseguido el último componente necesario. Ahora solo te quedaba regresar a ella… y esperar no haber agotado toda tu suerte, pues la iba a necesitar.

Podías intentar ir ahora, en plena noche, cuando menos de aquellos seres había fuera de las construcciones… aunque eso tal vez llamase la atención de las fuerzas de seguridad.

O podías arriesgarte y esperar al amanecer, sería más seguro moverse entonces… siempre que la energía del dispositivo de camuflaje no se agotase.