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Aunque la herida, en principio no parecía grave, eso no quería decir que no te afectase, y dudabas que con ella pudieses despistar a la patrulla si huías y decidían perseguirte. Además, incluso dentro de los estándares de aquellas abominables criaturas, los que te perseguían eran criminales, por lo que no debería costarte engañarles. Y eso hiciste.

Te acercaste hacia donde estaban, pidiéndoles ayuda y señalando el lugar por el que habías llegado, con tan buena suerte que justo en ese momento, tus perseguidores giraron la esquina y aparecieron con sus armas en alto, por lo que la patrulla no lo dudó, saliendo uno de ellos junto con un dron que les estaba sobrevolando en persecución de los criminales, quien al ver a la patrulla habían dado media vuelta y huido.

El otro miembro de la patrulla se quedó contigo, diciéndote que te quedases… hasta que de repente, su voz se detuvo y miró entre extrañado y asustado al suelo. Sin saber lo que pasaba, seguiste su mirada y viste lo que le había llamado la atención… era tu sangre, que había goteado y formado un pequeño charco en el suelo. El charco, si es que podía llegar a merecer dicho nombre, era casi insignificante, sin apenas importancia... de no ser porque, evidentemente, estaba formado por tu sangre, una sangre que desde luego no era del color que hubiese tenido que tener si fueses realmente alguien de su especie. Cuando levantaste la vista para intentar buscar una excusa, viste que ya era tarde, el guardia te estaba apuntando, y un instante después te había aturdido con su arma.

La urgencia por salir de aquel inmundo planeta, el temor a que las baterías se agotasen y la incertidumbre de lo que podías encontrar en los oscuros y angostos caminos que serpenteaban entre las construcciones de aquel lugar hicieron que decidieses ir por el camino principal… el cual, no se encontraba precisamente vacío.

¿Cómo podía haber tantos de aquellos seres vagando por ahí sin rumbo fijo cuando hacía ya horas que había anochecido? Eso por no hablar de la enorme cantidad de luces que había, no solo para alumbrar el camino, sino luces de todo tipo por las paredes de las estructuras que bordeaban el camino: parpadeantes, fijas, blancas, de colores… era inconcebible como aquellas criaturas podían soportar eso. Fue por culpa de todas aquellas luces que te distraían y de la cantidad de criaturas que había a tu alrededor por lo que no te diste cuenta de la presencia de una patrulla hasta casi toparte de frente con ella, lo que hizo que te detuviese un instante.

No podías quedarte allí parado o llamarías la atención de los miembros de la patrulla, pero dado que, según parecía, aún no te habían visto, podías dar la vuelta y esquivar la patrulla… o podías seguir tu camino, esperando que tu indiferencia te permitiese pasar sin que te detectasen.