Al final del pasillo hay unas escaleras que bajan. Y al final de las mismas una puerta entreabierta. Oyes voces al otro lado, así que te acercas con suma cautela. 

—Los Señores estarán contentos con el sacrificio de hoy. 

—¿Y la policía? ¿No dará cuenta de todo esto?

—Si el ritual tiene lugar de forma correcta y ninguna de las víctimas logra escapar entonces el Velo nos cubrirá. Nadie averiguará que ha sucedido aquí. 

—Será como en los otros sitios: un incendio, una tragedia... pero no hallarán pruebas incriminatorias.

—Los Señores nos protegen con su sangre, veneremos a la Caza.

—Veneremos a la Caza.—murmuran una letanía de voces.

Te asomas con cautela. En la sala hay al menos una docena de personas que llevan máscaras de animales como las que viste en la fiesta. Están reunidas alrededor de unas mesas donde hay canapés y bebida, como si fuera un cocktel privado en el infierno. En el suelo puedes ver que hay un pentagrama dibujado, con varias velas, y una ristra de dedos decorando su centro como una macabra ofrenda. Los dedos todavía sangran.

El sitio tenía que ser el almacén principal. Hay varias cajas repartidas por todo el espacio y lo que más te interesa a ti: una puerta de metal al final de una rampa, junto a una puerta de garaje, que sin duda darán a un callejón trasero de la fábrica. ¡Una salida!