Item Descripción Valor

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-Alonso- susurra Amelia-, ve a ayudar a Andoni. Y regresa lo antes posible, que no te vea nadie.

Alonso de Entrerríos asiente sin dudarlo. A pesar de la débil protesta del barquero, el soldado toma otro remo y lo clava en el banco de arena. Con la ayuda del guipuzcoano la embarcación se libera y el caudaloso Bidasoa vuelve a arrastrarla corriente abajo. Alonso vuelve al escondite y, con cuidado de que no lo oigan los niños musita:

-Hemos tenido suerte, se veían linternas aproximarse cuando hemos escapado.

Respiráis aliviados.

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JULIÁN MARTÍNEZ