Item Descripción Valor

El hombre pareció complacido por mi respuesta:

- Efectivamente. El tiempo corre distinto en el mundo de Oneiros que en el de la Vigilia y nosotros, los Custodios del Sueño, debemos siempre tener eso en cuenta. Supongo que estarás algo confuso.

Hablábamos mientras descendíamos hacia la playa. Mejor dicho él hablaba y yo permanecía en un reverente silencio. De alguna manera sabía que lo que aquel hombre me estaba contando era de vital importancia:

- Tu padre rechazó nuestro legado y dejó sobre mis hombros la carga de proteger las Puertas. Antiguamente eramos una legión de iniciados pero con el tiempo fuimos mermando. Nuestra sangre se diluyó entre la de aquellos a quienes custodiábamos ya que entre nosotros no podíamos tener descendencia. Por desgracia yo no he tenido descendencia a la que trasladar la pesada carga de nuestro destino, así que he tenido que escoger el menor de los males y romper el juramento que en su momento le hice a tu padre.

Habíamos llegado a la orilla de la playa. Ante nosotros se alzaba un muro de rocas impenetrables. El hombre se quedó un momento mirándome, como si esperase a que hiciera algo.