Al salir de la cueva, como todas las mañanas, echáis un vistazo a vuestro alrededor por si algo ha cambiado: un derrumbamiento, una inundación, un animal peligroso. Y esta vez sí que ha cambiado algo. No tenéis palabras para describir la escena, pero una bola enorme hecha de un material brillante reposa en mitad de la sabana.