En el corazón del bullicioso pueblo, entre callejones empedrados y casas de entramado de madera, se encuentra una taberna que rebosa de vida y charlas animadas. La puerta de madera gastada se balancea con el constante ir y venir de clientes. Una vez dentro, la penumbra da paso a un cálido resplandor de luces titilantes que se reflejan en las jarras de cerveza y los rostros sonrientes.
El aroma embriagador de la cerveza y las especias flota en el aire, mezclándose con risas y conversaciones animadas. El sonido de la música en vivo, interpretada por un grupo de músicos locales, añade un toque festivo al ambiente acogedor. Las mesas de madera desgastada están ocupadas por grupos de amigos y viajeros cansados, disfrutando de una paleta de sabores que varía desde guisos reconfortantes hasta platos locales picantes.
Pero entre la multitud, destaca la figura de una tiefling de apariencia encantadora. Su piel de tono cálido y cuernos curvados añaden un toque exótico a la atmósfera del lugar. La tiefling, está hábilmente distrayendo al tabernero con una charla animada. Su cola, sin embargo, se desliza sigilosamente detrás del mostrador como una sombra traviesa.
Con movimientos sutiles, la cola se enrosca alrededor de un saco de monedas, llevándolo sigilosamente hacia la tiefling mientras ella mantiene la atención del tabernero.
Los clientes a su alrededor, ajenos a la astucia de la tiefling, continúan disfrutando de sus bebidas y risas.