Item Descripción Valor

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Decides acercarte al hombre rechoncho y con síntomas de embriaguez, el cual sigue contando anécdotas de dudoso gusto que sólo le hacen gracia a él. Las víctimas de sus ocurrencias se encuentran claramente incómodas con la situación, pero todos se esfuerzan en ser educados.


- Es usted realmente ingenioso, señor Merino… ahora mismo no, pero quizá tome esa copa con usted más tarde.- Uno de los invitados intenta excusarse sin demasiado éxito, pero al ver que te acercas emite un suspiro de agradecimiento y aprovecha para huir despavorido.


Tras oír el nombre caes en la cuenta, todo el mundo en el cuerpo de policía conoce al señor Cristóbal Merino, un alto funcionario del ayuntamiento sobre el que recaen numerosas sospechas de corrupción.


- ¡Bienvenido a la fiesta! Por favor, sírvase una copa.- Cuando repara en tu presencia, el señor Merino se dirige a tí animadamente.- Vamos, en confianza, sepa que soy íntimo amigo del señor Rovira, eso me permite ejercer de anfitrión en su ausencia.- El funcionario estalla en carcajadas, como si acabase de hacer una broma que únicamente él entiende.


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[Tu Carisma ha aumentado]

[Tu Ingenio ha aumentado]

[Tu Audacia ha aumentado]

El recibidor de la mansión resulta tan lujoso como cabría esperar. Está compuesto por relucientes suelos de mármol, sólido mobiliario de madera noble y elementos decorativos forjados en metal precioso.


Otro sirviente -un caribeño mestizo también, de constitución muy similar al primero-  se os acerca diligente para recoger vuestras pertenencias. El guardarropa exhibe un espléndido muestrario de abrigos, sombreros y estolas de piel. Junto a éste, un espejo de cuerpo entero te devuelve una imagen a la que no estás habituado, pues rara vez vistes prendas tan elegantes. El traje le sienta bien a tu figura alta y delgada. Demasiado delgada podría decirse, uno de los síntomas, junto a los marcados círculos oscuros que rodean tus ojos, que delatan lo mucho que te cuesta conciliar el sueño por las noches.


En el centro de la habitación, y como última formalidad previa a la sala principal, se encuentra una ornamentada mesilla sobre la que reposa un grueso tomo abierto. Le acompañan una pluma estilográfica y un exuberante florero que da colorido a la estancia.


Una simple ojeada te confirma que se trata del libro de visitas, con una lista de invitados repleta de personalidades pertenecientes a la burguesía. Tras dejar vuestra firma en el libro decides realizar una última acción antes de proceder al gran salón.