Item Descripción Valor

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Te encuentras en una amplia terraza de mármol blanco con elegantes balaustradas y jardineras incrustadas de mosaico. Al igual que el interior este espacio se encuentra ocupado por bien abastecidas mesas alrededor de las cuales se arremolinan los joviales invitados.


Dos estilizadas escaleras descienden en semicírculo a cada lado de la terraza, salvando unos pocos metros de altura para alcanzar el patio inferior, cuya zona central está totalmente ocupada por un singular laberinto de arbustos perfectamente mantenido. Una pareja de espléndidas esculturas adornan las entradas al entramado formado por los setos.


El fresco aire nocturno hace evidente la privilegiada situación de la mansión, y resulta un agradable cambio respecto al cargado ambiente del interior de la sala. Alejados como estáis de la ciudad, el despejado cielo sin luna permite admirar con extraordinaria claridad las refulgentes constelaciones.


Observas con detenimiento a los diversos grupos de asistentes formados a tu alrededor. Tienes la sensación de que el entorno se presenta más relajado, como si estas personas estuviesen poco interesadas en los motivos del señor Rovira. Ves que son las 9 y 6 de forma que decides buscar a alguien con quien entablar conversación.


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[Tu Carisma ha aumentado]

[Tu Ingenio ha aumentado]

[Tu Audacia ha aumentado]

El recibidor de la mansión resulta tan lujoso como cabría esperar. Está compuesto por relucientes suelos de mármol, sólido mobiliario de madera noble y elementos decorativos forjados en metal precioso.


Otro sirviente -un caribeño mestizo también, de constitución muy similar al primero-  se os acerca diligente para recoger vuestras pertenencias. El guardarropa exhibe un espléndido muestrario de abrigos, sombreros y estolas de piel. Junto a éste, un espejo de cuerpo entero te devuelve una imagen a la que no estás habituado, pues rara vez vistes prendas tan elegantes. El traje le sienta bien a tu figura alta y delgada. Demasiado delgada podría decirse, uno de los síntomas, junto a los marcados círculos oscuros que rodean tus ojos, que delatan lo mucho que te cuesta conciliar el sueño por las noches.


En el centro de la habitación, y como última formalidad previa a la sala principal, se encuentra una ornamentada mesilla sobre la que reposa un grueso tomo abierto. Le acompañan una pluma estilográfica y un exuberante florero que da colorido a la estancia.


Una simple ojeada te confirma que se trata del libro de visitas, con una lista de invitados repleta de personalidades pertenecientes a la burguesía. Tras dejar vuestra firma en el libro decides realizar una última acción antes de proceder al gran salón.