Item Descripción Valor

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Te encuentras de nuevo en el salón principal de la mansión, una impresionante estancia de dos alturas, en forma de óvalo alargado sin líneas rectas. Tres grandes lámparas modernistas cuelgan del alto techo decorado con mosaico. En la parte más alejada puedes ver una gran puerta doble de madera y vidrio coloreado que parece dar a una amplia terraza exterior.


La fiesta se halla en su momento álgido y la totalidad del salón principal bulle de actividad. Grupos de invitados empiezan a colarse por todos los rincones del gran salón, charlando animadamente, bebiendo y riendo. Los sirvientes caribeños se afanan por mantener las mesas y a los invitados bien atendidos, varios de ellos entran y salen del exterior cruzando las amplias puertas de madera.


Compruebas la hora, son las 9 y 25 de la noche y parece que el señor Rovira no tiene planeado hacer acto de presencia por el momento. Decides que no tiene sentido especular a ciegas sobre cuáles pueden ser las intenciones de vuestro anfitrión, por lo que vuelves a centrarte en tus posibles objetivos con la esperanza de averiguar algo más sobre los motivos de esta fiesta.


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- La guerra afecta a todo, mon amie, más aún tratándose de un conflicto a esta escala, una Gran Guerra como algunos la llaman ya. Mi deber moral como ciudadano es ayudar en lo posible a mi patria en estos momentos de calamidad.- El señor Tessier te dedica una sonrisa melancólica.- Realmente esperaba que mi encuentro de hoy con el señor Rovira fuese más distendido que de costumbre. Después de todo debo informarle de mi intención de abandonar nuestra sociedad y volver a mi país, lo cual supondrá un revés para sus intereses.


Tras su confidencia se detiene una vez más, revisa impaciente la hora y tuerce el gesto con patente frustración.


- Pero todo este lujo está pesando demasiado sobre mi conciencia. No me importa qué clase de noticias tendrá que dar nuestro anfitrión, ahora mismo mi único deseo es dar por finalizados nuestros negocios cuanto antes.- El señor Tessier te observa un momento antes de confirmar sus palabras.- Desconozco si usted se encontraba al tanto, pero la excusa del señor Rovira para reunirnos a todos bajo su techo es la de hacer un anuncio de cierta importancia. Y ahora, si me disculpa, tengo asuntos que atender.