Item Descripción Valor

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Con un rápido movimiento sustituyes la copa del señor Merino por otra llena, tras lo cual su rostro se ilumina y vuelve a parecer dispuesto a hablar.


- Pues una cosa más le diré, todo el mundo cree que el señor Rovira es un huraño, pero la culpa la tiene esa extraña mulata que se trajo de Cuba.- Tu interlocutor hace una pausa y asiente seriamente con la cabeza, intentando revestir de veracidad sus confidencias.- Se habrá fijado ya en los sirvientes, todos tan solemnes, tan eficaces. Pero lo que no todo el mundo sabe es que a su vuelta también le acompañaba una mujer, de piel oscura y ojos tan negros que resulta difícil soportar su mirada.


El señor Merino se detiene, recorrido por un evidente escalofrío. Para tu desgracia, conoces algunas cosas sobre el horror, lo has experimentado de cerca, y puedes interpretar la reacción del funcionario municipal. Es la reacción de alguien que se siente atemorizado sin siquiera saber exactamente el por qué.


- En cualquier caso, mi amigo Alejo es un gran hombre.- El señor Merino intenta recuperar la serenidad bebiendo y riendo a la salud del anfitrión. Vuelve su atención un instante hacia tí y te guiña un ojo, buscando tu complicidad para hacerte una última confesión.- Además de generoso, por supuesto. Yo hago la vista gorda para facilitarle la burocracia y él se asegura de que nunca me falten fondos en los antros de juego ilegal. Como podrá comprobar nuestra amistad está sólidamente cimentada.


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Mientras te aproximas al inquieto personaje, te parece escuchar cómo murmura enojado algo en francés. Al percatarse de tu presencia, compone el gesto y se dirige a ti resignada pero educadamente.


- Buenas noches, caballero, mi nombre es Nicolas Tessier.- Su pronunciación gutural de las erres resulta extremadamente reveladora.- ¿A usted también le importuna este retraso inadmisible? No alcanzo a entender por qué el señor Rovira todavía no se ha dignado a comparecer ante nosotros.


Uno de los sirvientes que deambulan por el salón os interrumpe momentáneamente para ofrecer una bandeja cargada de bebidas, propuesta que es rápidamente desdeñada por tu interlocutor mediante un gesto áspero con la mano.


- Disculpe mi falta de humor, me temo que esta noche mi compañía no será la más agradable.- El señor Tessier intenta excusarse con cortesía por su actitud poco amistosa, pero está claro que no se siente nada cómodo en la fiesta.