Te pones al frente de la multitud intentando poner orden en la evacuación. Muchas de las personas que huyen están heridas así que te aseguras de que reciban ayuda. Has puesto a salvo a casi todos los invitados que han escapado de la mansión cuando ves que la señora Casademunt se dirige a ti.

- ¡Nos han atacado con una bomba! Y me temo que el hombre francés ha muerto en la explosión. Ha sido un grupo de canallas armados, creo que cuatro hombres. No sé cómo han podido acceder al recinto, pero se han hecho fuertes en el salón y han apresado al hombre borracho, al joven carismático, y al otro caballero que llegó con usted.

No puedes marcharte mientras el grupo de asaltantes tenga rehenes en su poder, uno de ellos el comisario Torres. Dado que el salón parece estar tomado buscas alternativas para entrar de nuevo en la mansión.

Te encuentras de nuevo en el salón principal de la mansión, una impresionante estancia de dos alturas, en forma de óvalo alargado sin líneas rectas. Tres grandes lámparas modernistas cuelgan del alto techo decorado con mosaico. En la parte más alejada puedes ver una gran puerta doble de madera y vidrio coloreado que parece dar a una amplia terraza exterior.

La fiesta se halla en su momento álgido y la totalidad del salón principal bulle de actividad. Grupos de invitados empiezan a colarse por todos los rincones del gran salón, charlando animadamente, bebiendo y riendo. Los sirvientes caribeños se afanan por mantener las mesas y a los invitados bien atendidos, varios de ellos entran y salen del exterior cruzando las amplias puertas de madera.

Compruebas la hora, son las 9 y 15 de la noche y parece que el señor Rovira no tiene planeado hacer acto de presencia por el momento. Decides que no tiene sentido especular a ciegas sobre cuáles pueden ser las intenciones de vuestro anfitrión, por lo que vuelves a centrarte en tus posibles objetivos con la esperanza de averiguar algo más sobre los motivos de esta fiesta.