Item Descripción Valor

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Al recuperar el conocimiento te duele la cabeza y te pitan los oídos. Estás cubierto de polvo por la explosión pero no pareces herido de gravedad.


El hombre tendido a tu lado no ha tenido tanta suerte. La explosión le ha alcanzado de lleno y sus ojos vidriosos, abiertos en una mueca de espanto, miran inertes el techo de la sala. Le reconoces, se trata del señor Nicolás Tessier, el socio francés de Rovira.


Al apartarte del cadáver ves cómo cuatro hombres con las caras cubiertas y armados con revólveres gritan proclamas como “¡Muerte al capital!” o “¡Pan para el pueblo!”. La mayor parte de los invitados han huído entre gritos hacia la seguridad del patio trasero, pero los asaltantes han capturado a tres hombres como rehenes.


El primero es Cristóbal Merino, el alto funcionario corrupto.

Junto a él se encuentra Fernando Vidal, el joven heredero rival de Rovira.

Y el tercer retenido es el comisario Constantino Torres, tu superior.


Apenas tienes tiempo de pensar cuando te percatas de que uno de los hombres armados se dirige hacia ti.


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Afianzando bien pies y manos, logras trepar por la enredadera sin mucha dificultad y colarte por la ventana abierta.


Te encuentras en un largo pasillo que recorre el piso superior. Las paredes están repletas de fotos de los Rovira en Cuba. En varias de ellas aparecen un joven Alejo y el que sin duda era su hermano supervisando las plantaciones, o cuidando de la pequeña Isabel, una delicada niña de rizos rubios.


Al avanzar por el pasillo también parecen pasar los años en las fotos. El funeral del hermano de Alejo, que murió durante las revueltas, y algunas fotos de Isabel más mayor junto a su prometido estadounidense. No puedes evitar observar que en todas, ocupando un discreto segundo plano, aparece el ama de llaves Zoila Vargas.


El final del pasillo da a una escalera que desciende al piso inferior, donde te parece escuchar ruidos de multitud de pasos, además de una discusión entre una voz femenina y otra masculina.