Item Descripción Valor

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- Conozco al señor Rovira desde hace años puesto que hasta el momento hemos sido socios en diversas empresas, y puedo asegurarle que la ostentación no forma parte de su carácter.- Desviar el tema parece que ha moderado los ánimos de tu interlocutor, quien por un instante accede a entablar conversación.- Si le soy sincero me cuesta recordar alguna ocasión en la que le haya visto asistir a un evento de estas características, mucho menos organizarlo, por lo que estoy seguro de que sea cual sea el motivo de nuestro anfitrión se trata de algo importante, al menos para él.


Concedes unos segundos al señor Tessier, quien ahora parece observar con curiosidad al resto de asistentes, como si hasta ese momento no se hubiera percatado de su presencia.


- Mírelos a todos ellos, bebiendo y riendo, ajenos por completo al horror que se desata en el resto de Europa, más aún, urdiendo planes para beneficiarse de su neutralidad en el conflicto.- Su rostro vuelve a adquirir un tono duro.- Millares de mis compatriotas están entregando sus vidas heroicamente en la defensa del río Marne, tan cerca de París que las tropas se desplazan al frente utilizando los taxis de la ciudad. No puedo seguir ignorando la situación, y ahora, si me disculpa, otros asuntos me apremian.


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Te encuentras en una amplia terraza de mármol blanco con elegantes balaustradas y jardineras incrustadas de mosaico. Al igual que el interior este espacio se encuentra ocupado por bien abastecidas mesas alrededor de las cuales se arremolinan los joviales invitados.


Dos estilizadas escaleras descienden en semicírculo a cada lado de la terraza, salvando unos pocos metros de altura para alcanzar el patio inferior, cuya zona central está totalmente ocupada por un singular laberinto de arbustos perfectamente mantenido. Una pareja de espléndidas esculturas adornan las entradas al entramado formado por los setos.


El fresco aire nocturno hace evidente la privilegiada situación de la mansión, y resulta un agradable cambio respecto al cargado ambiente del interior de la sala. Alejados como estáis de la ciudad, el despejado cielo sin luna permite admirar con extraordinaria claridad las refulgentes constelaciones.


Observas con detenimiento a los diversos grupos de asistentes formados a tu alrededor. Tienes la sensación de que el entorno se presenta más relajado, como si estas personas estuviesen poco interesadas en los motivos del señor Rovira. Ves que son las 9 y 25 de forma que decides buscar a alguien con quien entablar conversación.