Item Descripción Valor

Sea lo que sea que esté haciendo el técnico no tiene que ser bueno. Corres y golpeas con una de las sillas al técnico en la espalda, que cae al suelo inconsciente, muerto o quien sabe si solo disimulando.

Miras entonces hacia el portal y rápidamente hacia Paco. Descansa en el suelo, con una gran brecha en la frente de la que surge un hilo de sangre que va formando un pequeño charco en el suelo. Los otros técnicos de la sala han huido presas del miedo, y el asesino de tu amigo te mira. 

No sabrías adiviniar sus intenciones. ¿Matarte? ¿Ir a la consola a terminar el trabajo? Puede que quiera las dos cosas. Lo cierto es que da lo mismo, en cuanto emprende la carrera estampas los restos de la silla que tienes en las manos contra su cabeza y cae al suelo.

Respiras profundamente, puedes escucharte a ti mismo ahora en soledad en la sala. Un tenebroso silencio que se rompe por un gutural y profundo sonido que parece provenir del portal. A simple vista dirías que ha crecido, aunque comienzas a tener tu juicio nublado y no sabrías que es real y que no.

Tienes que destruir el bolómetro antes de que sea peor, o puede que... si, puede que puedas solucionarlo con el ordenador. El técnico no se ha vuelto a levantar, puede que hubiera recuperado el control y quisiera solucionar el problema.

1 de Marzo de 2019,

Laboratorio Subterráneo de Canfranc, Huesca.


Hoy es el día, después de más de dos años de investigaciones, larga jornadas con tu equipo e infinidad de teorías, conjeturas y luchas por conseguir financiación, por fin, hoy, vais a encender a máxima potencia el bolómetro centelleador. Un dispositivo de 46 gramos que incorpora un cristal centelleador compuesto de bismuto, germanio y oxígeno, que interactúan como detector de la materia oscura.

En el reloj se leen las 6 de la mañana, y el indicador de temperatura exterior marca un grado y lluvia suave, pero a 850 metros de profundidad poco importa. 

Te levantas y pones al día tus labores matinales antes de tomar un desayuno con tus compañeros. El silencio nervioso de algunas mesas choca con las alegres y esperanzadoras conversaciones de otras.

A las 7:30, justo antes de que amanezca, ya te encuentras ataviado con tu  bata blanca en la sala de control. Varias pantallas muestran diferentes estados de multitud de variables y componentes y unos pocos técnicos controlan los diferentes valores que previamente se han acordado y establecido. Tú, vigilas y controlas que todo vaya bien. Este es tu experimento, y este es tu momento.

No tarda en entrar en la sala Paco. Paco, es un compañero de la universidad que te ha acompañado durante toda la carrera y se involucró de lleno con tu proyecto. Con él has jugado partidas de rol, peleado por ligues algún sabado por la noche y contado tus secretos más íntimos.

Se coloca a tu lado y deja reposar su mano sobre tu hombro.

- Tranquilo, todo está bajo control, hemos simulado todas las posibilidades. No hay nada que pudiera salir mal. - 

Te mira sonriendo mientras los dos técnicos de la sala del bolómetro van entrando. Además de la sala de control, hay una pequeña habitación contigua a esta y custodiada por dos guardias en la que se encuentra el bolómetro centelleador. Dentro hacen falta tres técnicos para controlar alguna situación puntual, y un grueso cristal separa ambas salas permitiendo que los ocupantes de ambas se vean los unos a los otros.

- ¿Porque no entras esta vez? - Dice animándote - Eres el único que no ha estado allí las otras veces, la sensación es indescriptible -

Lo cierto es que siempre has oído a los demás hablar de aquello, pero siempre has preferido estar en la sala de control. Al fin y al cabo eres el responsable del proyecto. Aunque... hoy es el gran día, todo está bajo control... ¿no?