No se exactamente como pasó, pero al final todos decidieron darme la razón, quizás por un momento nos vinimos arriba por el alcohol, las ganas, o simplemente lo estábamos pasando tan bien que no queríamos parar. Pero al final, fuimos responsables.

- Mañana nos vemos entonces en la cafetería del Hostal a las 11,00 - dijo Pili- como no seáis puntuales, paso por vuestras habitaciones y os saco de las orejas - debió de recordar la última vez que la hicimos esperar más de media hora.

Bruno también se cogió una habitación en el hostal, quizás no es lo que tenía previsto, ya que mientras desestimamos el plan del puerto, hizo alusión a su barco y cómodo camarote. 

Ver a Inés tan animada con seguir la fiesta, me hizo dudar hasta el último momento, por un momento me imagine abrazado a ella bailando, ya habíamos tenido algún acercamiento durante las marchas, incluso llegamos a comentar que podría ser divertido una noche de desenfreno y pasión. Pero el puerto debería esperar para otra ocasión.