Item Descripción Valor

El peso de lo que le podría pasar a tu amigo es demasiado grande, y tras pensarlo un poco decides seguirlos manteniendo la distancia.

No te es difícil, en la planta en la que te encuentras no hay otro camino que un largo pasillo hasta un ascensor y algunas puertas de maquinaria que deberían estar cerradas. 

El sonido de gritos y golpes no es buena señal, y aceleras el paso. Te detienes cuando llegas a la última esquina antes del ascensor que comunica con las plantas superiores. Te asomas y puedes ver como todos los técnicos que habías indicado que escaparan están tirados en el suelo y rodeados de, seguramente, su propia sangre. 

Los dos guardias y técnicos que has dejado salir todavía están terminando de machacar la cabeza de alguno contra el suelo cuando ves que Paco levanta la suya y te mira, dirigiendo su brazo hacia ti pidiendo ayuda...

La curiosidad; esa gran aliada de los científicos. Te ha llevado hasta donde estás ahora mismo, te ha ayudado a tener tu propio laboratorio y es la que te hace pensar que la mejor idea es tocar aquel vórtice.

Levantas tu mano, y nada mas entrar en contacto con la sustancia verdosa sientes un fuerte tirón que te absorbe hacia el interior.

Abres los ojos y ves que te encuentras rodeado de oscuridad. Mueves los pies pero no encuentras nada sobre los que apoyarlos. Los brazos tampoco alcanzan a tocar nada. Es como si estuvieras flotando.

Una profunda, grave y ronca respiración que parece provenir de todas las direcciones hace que se te erice el cabello de todo el cuerpo y es entonces cuando lo ves.

Cientos de tentáculos surgen de lo que podría ser un enorme rostro deformado situado a un par de metros de ti... Uno de ellos se acerca a ti, y con lentitud comienza a atravesarte el estómago hasta que sale por la espalda. No has sentido dolor, ha sido como si tu cuerpo fuera mantequilla. Tus ojos están fijos en aquel rostro y pronto pierdes toda consciencia de ti mismo, sumergiéndote en la oscuridad del lugar que te rodea.