ONOMÁSTICO
El onomástico está siempre huyendo de los cazadores, así que haz que el jugador se sienta igual.
Este tiene a su disposición un planteamiento muy rico desde donde comenzar. ¿Cómo era la orden? ¿Qué edad tenía el personaje cuando se convirtió en el último de los onomásticos? ¿Cómo fue todo eso? De nuevo, no hay nadie más que pueda sentirse así: asegúrate de explorar ese punto.
Cuando el personaje alcance su quinto avance y revele el interior del cibertomo, cerciórate de que lo que encuentre sea transcendental. ¡Antes de eso, ve sondeando las aguas tanto como te sea posible, en preparación para cuando lo abra y tengáis esa conversación! Del mismo modo, jamás le quites su santuario. Literalmente, es un santuario. Solo en las circunstancias más extremas deberías plantearte la posibilidad de arrebatárselo al personaje.
¿El jugador ha introducido un elemento místico? ¿Lo que puede hacer tiene una naturaleza tecnológica o mágica? No importa su respuesta, si él quiere definirlo así, que así sea. Después, incorpora estas respuestas no solo en los iconoclastas, sino en todo el mundo que le rodea, para poder interrogar al jugador por ello si se convierte en algo interesante que merezca la pena explorar.
- Cada vez que visite el santuario, pide al jugador que describa alguna parte nueva. ¿Ha cambiado algo? ¿Hay algo que aún no hayamos visto?
- Crea un PNJ interesado en saber más sobre la orden, sus penas, su visión de la misma, etc. Así, si los demás PJ no están interesados, habrá alguien que sí lo esté.
- Crea una amenaza representando a los iconoclastas.
- Crea una amenaza para el ciber tomo, cuando sea apropiado (si es que lo es).
- Pregunta al personaje sobre cuánto tiempo ha sobrevivido a la caza de los iconoclastas y cómo ha sido esta. Incorpora toda esta información a la ficción.
- Pregunta al personaje sobre la orden siempre que te sea posible. ¿Qué se ha perdido, que él sepa, además de los individuos que la formaban?