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El camino principal era demasiado arriesgado, no solo porque era bastante probable que te topases con alguna patrulla, sino porque entre lo iluminado que estaba y que a tu alrededor habrían a saber cuántas de esas criaturas, si te detenían, huir de la patrulla sería prácticamente imposible. Por ese motivo decidiste tomar un camino menos directo, pero a tu entender más seguro… o al menos todo lo seguro que podía ser algo en aquel lugar.

Alrededor del camino principal se alzaban numerosas estructuras similares a la que habías usado como escondite, algunas habitadas, otras usadas únicamente durante el día y otras abandonadas… y entre ellas había una gran cantidad de caminos, la mayoría de ellos estrechos, mal iluminados y con aspecto de estar bastante poco cuidados, y fue por estos caminos por donde decidiste ir.

Habías recorrido ya la mitad del trayecto sin cruzarte con ninguno de aquellos seres cuando un ruido a tu espalda te hizo girarte y ver que tres de ellos te estaban siguiendo. Desde luego, no parecían militares ni miembros de las Fuerzas de Seguridad de aquel maldito planeta, pero con esa especie nunca se sabía… especialmente porque al ver que los habías visto, te gritaron que te detuvieses.

Podías hacerles caso… pero que vieses, no había nadie más cerca, por lo que seguramente podrías escapar y dejarlos atrás sin problemas.

 

11 ciclos.

11 angustiosa y terriblemente largos ciclos.

Ese era el tiempo que llevabas atrapado en aquel maldito planeta, sin nadie que pudiese ayudarte y en medio de millones de criaturas que, en caso de descubrirte, acabarían con tu vida sin dudarlo ni un instante… y eso si es que tenías suerte.

Eras consciente de que si habías logrado sobrevivir todo aquel tiempo era gracias al dispositivo de camuflaje que llevabas, el cual te permitía hacerte pasar por uno de esos grotescos seres, pues aunque eran bípedos al igual que tú y eso permitía que tus movimientos pudiesen adaptarse al camuflaje, ahí acababa toda semejanza, puesto que sus cuerpos eran completamente desproporcionados, con pieles de distintos y extraños colores y ni tan siquiera el número correcto de extremidades. Por desgracia la energía del dispositivo estaba a punto de agotarse, tendrías suerte si duraba otro ciclo más… así que debías de salir cuanto antes. Afortunadamente, el tiempo que llevabas en aquel horrible mundo no había sido inútil, puesto que, aunque con extrema dificultad y grandes dosis de suerte, habías podido ir consiguiendo lo que precisabas para poder reparar tu nave, y aquel ciclo, finalmente habías conseguido el último componente necesario. Ahora solo te quedaba regresar a ella… y esperar no haber agotado toda tu suerte, pues la iba a necesitar.

Podías intentar ir ahora, en plena noche, cuando menos de aquellos seres había fuera de las construcciones… aunque eso tal vez llamase la atención de las fuerzas de seguridad.

O podías arriesgarte y esperar al amanecer, sería más seguro moverse entonces… siempre que la energía del dispositivo de camuflaje no se agotase.