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A juzgar por sus ropas y sus movimientos, seguramente no eran miembros de las Fuerzas de Seguridad ni de ninguna patrulla, por lo que muy probablemente no te seguirían si conseguías llegar a un lugar más transitado... o al menos, eso es lo que esperabas mientras te dirigías rápidamente de vuelta al camino principal. Claro que eso dejaba la dudad de por qué motivo habían intentado detenerte y ahora te perseguían, pero tampoco es que tuvieses tiempo para preocuparte por eso ahora.

Un nuevo giro y ya pudiste ver frente a ti las luces del camino principal, así como también numerosas de aquellas criaturas, que se movían por él sin que nada indicase que te esperaban, por lo que, agradeciendo tu buena suerte, aceleraste hasta llegar al camino… y a causa de tu velocidad, a chocaste con un miembro de una patrulla que se encontraba allí estacionada y no habías visto a tiempo.

A pesar de que identificar una expresión en los grotescos rostros de esos seres era difícil, parecía que aquel con el que habías chocado estaba sorprendido por el encontronazo... pero por desgracia, también era cierto que tenía su arma peligrosamente cerca, y parecía dispuesto a usarla. Si realmente los que te perseguían no tenían nada que ver con ellos, tal vez pudieses engañarlos… pero si era una operación conjunta para atraparte, tu única opción era seguir huyendo.

Aunque tu camuflaje no lo mostrase, estabas herido y sangrando, y la carrera no había ayudado precisamente a mejorar tu estado, por lo que no tenías ni las energías ni la entereza suficiente como para intentar engañar a la patrulla. Por ese motivo giraste para esquivarla y proseguir hacia tu nave, aunque no por ello dejaste de observar a los miembros de la patrulla.

Por un instante, parecieron hacer un amago de seguirte, pero justo en ese momento tus perseguidores giraron la esquina, con las armas en alto y, por desgracia para ellos, quedando a la vista de la patrulla, quienes al verles, se olvidaron de ti y salieron a perseguirles. Te habías librado… por muy poco.

Afortunadamente, ningún otro impedimento ni encuentro con más de aquellos seres ocurrió durante el resto de tu trayecto hacia tu nave, con el añadido de que esta se encontraba en oculta en un lugar completamente desierto. Aprovechando el momento para recobrar el aliento, miraste a tu alrededor para comprobar que no había más de aquellas criaturas por allí, y tras cerciorarte de ello, desactivaste el desfase dimensional que ocultaba tu nave y entraste en ella. Ya en el interior te dirigiste rápidamente hacia la sala de máquinas para alinear el conmutador dañado y parchear el relé principal con las piezas que llevabas. El tener que estar al mismo tiempo taponándote la herida para minimizar el sangrado no ayudaba, pero aun así, conseguiste reparar la nave antes de que fuese detectada, tras lo cual despegaste y preparaste el sistema de salto para que se activase en cuanto abandonases la atmosfera y te llevase de nuevo al espacio civilizado.