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Up jumped the devil

Histórica
Por Chemo

[Este libro solo está disponible en inglés]

Descubrí a Robert Johnson en mi adolescencia a través de la película 'Crossroads' interpretada por Ralph Machio. En ella se hablaba de su pacto con el diablo en un cruce de caminos para aprender a tocar la guitarra, y de la búsqueda de una grabación inédita. Gracias a esa película descubrí al artista y su influencia en músicos posteriores. Incluso Eric Clapton tiene un disco homenaje titulado «Mr. Johnson and me».

Su historia me llevó a diseñar y dirigir una campaña de Kult aquí (Cruce de Caminos) inspirada en la idea de la película pero con un tono más estilo «Hellblazer». Y como tenía la idea de pasarla a formato librojuego, empecé a indagar sobre la historia de Johnson y su época. Así fue como di con esta joya de libro.

Siempre que se habla de Robert Johnson se habla de una forma casi mística, como si nadie supiera quien era, de dónde venía y como había aprendido a tocar el blues como nadie lo había lo había hecho antes. Y yo lo había asumido como algo normal.

Y de pronto me encuentro con el libro de Bruce Conforth y Gayle Dean Wardlow donde no solo narran la verdadera historia de Robert Johnson, sino que poco les falta para detallar la talla de cazoncillos que usaba.

La labor de documentación de este libro es impresionante. Aparte de recopilar y comparar las entrevistas personales de la gente que convivió con Robert Johnson, los autores han recuperado partidas de nacimiento, documentos censales y otras informaciones para explicar donde estaba Robert Johnson en cada momento y que era lo que hacía. No se han limitado a dar por válidas las historias que los allegados de Johnson les contaban, sino que las cotejaban con los datos y contrastaban las distintas versiones. Hay que tener en cuenta que habían pasado décadas desde que Johnson falleciera hasta que los entrevistaron, y en el momento de hacerlo Johnson ya tenía una leyenda a su alrededor. Todos querían participar de ella.

El caso es que el libro corrige muchas suposiciones erróneas, como la de que Johnson no era un músico profesional antes de su «misterioso año desaparecido» y que su diablo personal se podía ubicar fácilmente en un tutor, Ike Zimmerman, que le enseñó las nociones de lo que luego Johnson desarrollaría como un estilo propio. También aclara bastante que fue lo que sucedió con la muerte de Johnson.

¿Pueden estar equivocados Conforth y Wardlow? Pueden. Pero la verdad es que leyendo su reconstrucción, con las entrevistas y con los datos censales, lo dudo. Este libro es el resultado de un trabajo de investigación metódico durante años y se nota.

Pese a la enorme cantidad de datos que aporta, el libro se hace ameno de leer. Pareciera que vamos a espaldas de Johnson, como su inseparable guitarra, viajando por el delta del Missisipi. Y aparte de conocer la historia del músico también nos impregnamos de esa época, de los artistas que lo rodearon, de los estilos que dieron lugar al blues que hoy en día conocemos. Es un viaje que ningún melómano se debería perder.

Lo que más me sorprende es que, pese a la cantidad de datos, seguimos sin saber exactamente quién era Robert Johnson. Era un hombre de luces y sombras, sin duda, con grandes tragedias a sus espaldas. Alguien que brilló con mucha fuerza y se apagó antes de llegar a los treinta. Sus allegados lo describen como un hombre seguro de su música, mujeriego, bebedor y siempre dispuesto para tocar en cualquier fiesta, pero reservado y silencioso en lo que respecta a su persona. Me fascina una frase que repiten varios de los entrevistados «nunca sabías cuando se iba a ir, jamás se despedía y simplemente desaparecía».


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