Item Descripción Valor

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[Tu Carisma ha aumentado]

[Tu Ingenio ha aumentado]

[Tu Audacia ha aumentado]

El recibidor de la mansión resulta tan lujoso como cabría esperar. Está compuesto por relucientes suelos de mármol, sólido mobiliario de madera noble y elementos decorativos forjados en metal precioso.


Otro sirviente -un caribeño mestizo también, de constitución muy similar al primero-  se os acerca diligente para recoger vuestras pertenencias. El guardarropa exhibe un espléndido muestrario de abrigos, sombreros y estolas de piel. Junto a éste, un espejo de cuerpo entero te devuelve una imagen a la que no estás habituado, pues rara vez vistes prendas tan elegantes. El traje le sienta bien a tu figura alta y delgada. Demasiado delgada podría decirse, uno de los síntomas, junto a los marcados círculos oscuros que rodean tus ojos, que delatan lo mucho que te cuesta conciliar el sueño por las noches.


En el centro de la habitación, y como última formalidad previa a la sala principal, se encuentra una ornamentada mesilla sobre la que reposa un grueso tomo abierto. Le acompañan una pluma estilográfica y un exuberante florero que da colorido a la estancia.


Una simple ojeada te confirma que se trata del libro de visitas, con una lista de invitados repleta de personalidades pertenecientes a la burguesía. Tras dejar vuestra firma en el libro decides realizar una última acción antes de proceder al gran salón.


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Al verse cuestionado, el joven parece dudar un instante antes de retomar la conversación con su habitual insolencia, pero sin poder ocultar un leve matiz defensivo.


- Mi nombre es Luís Clotet, mi familia tiene ciertos lazos con el señor Rovira, quien además es un hombre de mente abierta que no suele rechazar ninguna teoría, política o filosófica, por vanguardista que esta pueda resultar. Le conozco personalmente y fué él quién me hizo llegar la invitación.


Por un instante el joven universitario parece inmerso en algún tipo de debate interno.


- Pero me cuesta entender el motivo real de esta reunión, es algo impropio del señor Rovira hacer gala de semejante ostentación. En primer lugar porque es un hombre extremadamente celoso de su privacidad, pero también porque la convulsa situación actual recomienda no ofrecer grandes muestras de opulencia. ¿Acaso no recuerda los disturbios de la semana trágica, hace unos años? Por supuesto, esos altercados fueron debidos a un reclutamiento militar forzoso, pero la mecha de la indignación sigue ahí, dispuesta a encenderse bajo el mínimo pretexto. Y cuando eso ocurra ni usted ni todos los defensores de las corruptas normas que nos someten podrán detener la ira del pueblo.


El joven no hace ningún esfuerzo por ocultar su desprecio manifiesto.