Item Descripción Valor

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La joven realiza un expresivo gesto de consideración y te devuelve una amplia sonrisa pícara.


- Vaya, de forma que nuestro insigne inspector estrella necesita de mis servicios para ubicarse en esta pequeña fiesta.- Inés se aferra de manera desenfadada a tu brazo, regodeándose abiertamente con la situación, y comienza a caminar por la terraza. Cada vez que pasáis cerca de un grupo de invitados tu acompañante inicia un pormenorizado relato de los gustos y tendencias de cada uno de ellos. Tras un corto periodo de tiempo estás al tanto de la mayoría de chismorreos relacionados con los asistentes.


- Hay una cosa más, se supone que es una sorpresa y que nadie lo sabe aún, pero la verdad es que nunca he sido buena guardando secretos.- La joven te mira con intensidad antes de ponerse de puntillas para acercar su rostro al tuyo y susurrarte al oído.- La intención del señor Rovira esta noche es la de presentar en sociedad al que será su heredero, un muchacho joven al que poca gente conoce, hijo de su sobrina al parecer.


Por un momento tu interés se divide entre la información recibida y la cautivadora presencia de la señorita Valverde.


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Te encuentras de nuevo en el salón principal de la mansión, una impresionante estancia de dos alturas, en forma de óvalo alargado sin líneas rectas. Tres grandes lámparas modernistas cuelgan del alto techo decorado con mosaico. En la parte más alejada puedes ver una gran puerta doble de madera y vidrio coloreado que parece dar a una amplia terraza exterior.


La fiesta se halla en su momento álgido y la totalidad del salón principal bulle de actividad. Grupos de invitados empiezan a colarse por todos los rincones del gran salón, charlando animadamente, bebiendo y riendo. Los sirvientes caribeños se afanan por mantener las mesas y a los invitados bien atendidos, varios de ellos entran y salen del exterior cruzando las amplias puertas de madera.


Compruebas la hora, son las 9 y 70 de la noche y parece que el señor Rovira no tiene planeado hacer acto de presencia por el momento. Decides que no tiene sentido especular a ciegas sobre cuáles pueden ser las intenciones de vuestro anfitrión, por lo que vuelves a centrarte en tus posibles objetivos con la esperanza de averiguar algo más sobre los motivos de esta fiesta.