Item Descripción Valor

Das la orden, solo hace falta un pequeño gesto para que Paco reaccione casi al momento y activa el sistema de emergencia.

Las luces se apagan, los monitores del interior de la pequeña sala del bolómetro dejan de mostrar información y durante un par de segundos la sala solo está iluminada por la luz que sale de la zona de control.

Pasados esos segundos de calma el bolómetro parece volver a arrancar, los rayos vuelven a salir, aunque de nuevo sin dolor. Paco te mira sorprendido, sin saber que hacer. Gira un monitor para que veas que indica que se encuentra al 100%, pero las luces de la sala están apagadas y nada excepto el bolómetro tiene energía.

Te pones en pie y miras sorprendido el aparato, todavía te duele la cabeza, y la sensación de pinchazos disminuye poco a poco. 

Aquello es raro, muy raro. Sin energía no debería ser capaz de funcionar. ¿Es posible que Paco haya pasado algo por alto?

En cualquier caso por tu cabeza pasan tres opciones.

La primera y más drástica, romper el bolómetro. No es una pieza barata, pero se puede volver a fabricar, y eso seguro que detenía la emisión de aquellos rayos.

La segunda salir de la sala para verificar tu mismo la situación.

La tercera y posiblemente más arriesgada, esperar. Ver que pasa y tratar de descubrir desde dentro de donde está sacando la energía...

Decides que Paco es totalmente autosuficiente y capaz de encargarse de los posibles contra tiempos que puedan aparecer. Sonríes a tu amigo y comienzas a ponerte el traje de seguridad para entrar en la sala del bolómetro.

Cuando estas listo te encaminas a la puerta de seguridad custodiada por los dos guardas, que al verte sonríen y asienten con sus cabezas. Abren la puerta y pasas al interior.

La sala es pequeña, el espacio es relativamente justo. Hay un par de carritos con herramientas para hacer mediciones en la sala así como varias para realizar pequeñas reparaciones insitu.

Miras el bolómetro. Ese pequeño aparato, aquello es a lo que te han llevado tus últimos años de vida, de estudio, de dedicación casi absoluta. A su alrededor la maquinaria que lo hace funcionar.

Notas como el traje acrecenta el sonido de tu respiración justo cuando te giras y ves que al otro lado del cristal, Paco y un par de técnicos más aguardan a que des el visto bueno para iniciar el experimento.

Elevas tu mano con el pulgar levantado y Paco da la orden. Un lejano ruido comienza a escucharse por la sala. Va en aumento, al igual que el porcentaje de potencia del bolómetro. Es en uno de esos momentos en los que puedes sentir lo que te han dicho tus compañeros. Es como si la electricidad pasara a través de ti, o como si estuvieras desnudo en la playa y una gran vendaval hiciera que millones de diminutas partículas de arena golpearan tu cuerpo. No es doloroso, y el sonido llega un momento en el que se deja de escuchar.

Un pequeño punto de luz verde aparece en el bolómetro. Eres consciente que ese es el límite al que habéis llegado. Nunca habéis pasado de ahí. El punto se mantiene, y tu mirada se queda fija en el mismo. 

- Aumento la potencia - 

Escuchas por el pequeño altavoz instalado en la sala. Es Paco. Cuando lo hace el punto poco a poco va haciéndose más grande, hasta que se estabiliza en un círculo de poco más de cinco centrímetros de diamétro. Te acercas curioso mientras los dos técnicos de la sala van haciendo su trabajo y un rayo sale del interior del punto verde y te atraviesa. 

Llevas tus manos al pecho, no hay dolor. Miras a tu alrededor y ves que no ha sido un único rayo. Hay por lo menos media docena de ellos saliendo del bolómetro y chocando contra las paredes, atravesando sin mayores implicaciones aparentes a tus compañeros de la sala.

- Que es eso, ¿estáis bien? - 

Paco pregunta claramente nervioso. Asientes con la cabeza girándote y viendo sus caras de sorpresas. Paco está inmóvil, esperando posiblemente una señal tuya sobre como proceder...