| Item | Descripción | Valor |
|---|
Al abrir los ojos me doy cuenta de que estoy atado a una mesa. Y desnudo. Tengo frío. Es curioso: tengo más frío que miedo. Siempre pensé que en una situación así me mearía por mí, gritaría aterrado, sollozaría como un cachorro. Pero ahora mismo sólo soy capaz de pensar en el frío que tengo y ruborizarme un poco al pensar que estoy desnudo y que probablemente quien vaya a torturarme puede hacerme cosas peor que matarme. Y no lo digo por el dolor. ¡Es realmente una situación incómoda para alguien acostumbrado a no compartir su intimidad con los demás!
Entonces veo al viejo. Lo recuerdo pese a los años. El muy puñetero ni siquiera está muerto. En realidad hay algo en lo que sólo se me da por pensar ahora: debería haber muerto hace mucho tiempo. Calculando la edad de mi madre y la mía propia este vejestorio tiene al menos 120 años... y aunque parezca un cadáver andante se mantiene demasiado en forma para esa edad.
Murmura un montón de tonterías sobre un sortilegio, un conjuro, un hechizo... taraduras de viejo, claro. Pero es el viejo que me tiene atado en pelotas sobre una mesa de madera.
