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Me compré este tebeo casi por casualidad: una de esas corazonadas que te pegan porque el dibujo de la portada parecía mono y el argumento, bastante simple. Y fue todo un acierto.
La historia no es el colmo de la originalidad, y en ocasiones, el tratamiento de algunos personajes raya la lectura infantil más digna de los tíos de Harry Potter en los primeros volúmenes que otra cosa. Sin embargo, todo tiene un tono más oscuro: los niños desaparecen sustituídos por los duendes, sin poder hacer nada, se los comen los trasgos o son víctimas de venganzas sobrenaturales, sin que sus padres se enteren de lo que ha sucedido. Por supuesto, Courtney es una contrapartida mucho más sarcástica y vengativa que cualquier niño mago con el que se la pueda comparar.
El dibujo es un tanto particular: los ojazos grandes de los personajes llegan a recordar el estilo infantil de algunos dibujo (o de las series manga para niños), mientras que los diseños de las criaturas nocturnas remiten tanto a los cuadros de El Bosco, en algunas ocasiones, como a los dibujos de Mignola.
En resumen, muy recomendable para todos los amantes de las fábulas que recuerden que la infancia no era una época tan rosa como ahora se recuerda.