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Strangers in Paradise está muy bien. Así, sin más. En el marco perfecto del más simple costumbrismo, rodeados de personas normales, de localizaciones personales y de los hechos más normales del mundo, la historia se irá hilvanando sin prisa alguna. Con muchísima calma, supongo que demostrando que ni siquiera el costumbrismo más descarado deja de guardarse un par de ases sorprendentes en la manga.

Strangers es una obra sobre el amor, el sexo y las relaciones interpersonales en general que detalla con excesivo mimo cómo sienten y cómo se definen los personajes. Tanto esos tres que forman el núcleo de la historia, como varios de los secundarios, como Darcy o Tambi.

En el primer tomo, la historia ya va mostrando una cierta tendencia a un noir que no posee en principio. Si bien Terry Moore va consiguiendo el cambio con soltura, es difícil obviar ese cambio con cada página que pasa.

El dibujo evoluciona bastante de un número a otro. El trazo se hace más firme, mejora la proporción y en el cuarto tomo ha mejorado notablemente las expresiones, los peinados y la ropa. Hay una evolución clara y una evidente mejoría. Un blanco y negro muy elegante y muy resultón.

La obra combina el cómic clásico, con la novela gráfica unas cuantas páginas por tomo, abre muchos capítulos con una canción escrita en la primera página y la música suele cobrar cierta importancia a lo largo de ese mismo capítulo. El toque es bonito y mantiene en la original combinación de estilos la elegancia de la que hace gala el dibujo.

Un amigo me lo recomendó mucho y aunque cuando lo empecé a leer ese costumbrismo del que hace gala me echó un poco para atrás —no es algo que me motive especialmente— reconozco que a cada número que pasaba me iba gustando un poco más. Ahora, terminado el tomo 4 (de 7), alejándose cada vez más del costumbrismo inicial y cayendo con soltura en una historia más acelerada y oscura, mejora por momentos.

Os lo recomiendo. Aunque si el costumbrismo se os atasca demasiado, es posible que no terminéis el primer número.