Totenhaus, por Santiago Eximeno y Juan Carlos de Pablo, publicado por Suseya.
Comencemos por el formato. Contiene 136 páginas (no numeradas) a lo largo de 103 secciones. Tenemos una portada a color con ese aire tétrico característico de este título y acorde al tema. Es menos habitual en librojuegos tener las páginas interiores a color, y es que se disfrutan mucho más las ilustraciones de esta forma, más irrelevante en el texto. El tamaño de este último me ha parecido muy grande, estilo libro juvenil, y con mucho interlineado. Es la parte que menos me ha gustado de la edición.
Respecto al sistema, si bien los puristas dirían que lo tiene, es fundamentalmente un ETPA (Elige tu popia aventura), donde habrá que anotar unas pocas palabras clave a medida que pasas por algunas secciones en función de tu elecciones, las cuales hay menos que en otros títulos. He notado que el protagonista es llevado de un sitio a otro sin mucha intervención por parte del lector, por lo que es bastante dirigido.
Pero entremos en la narrativa, que es su punto fuerte. Consigue perfectamente sumergirte en el mundo que nos expone a través de descripciones y expresiones oscuras y tétricas, con su punto justo sin ser demasiado duro. Transmite un lugar de desesperación en todos los lugares que aparecen en las diferentes escenas, teniendo en mente la cuestión principal del protagonista, la inminente y precipitada muerte de su hijo.
Creo que podría ser un buen libro de terror, eso sí, sumándole unas cuantas páginas más, porque este es corto.
Con todo, un librojuego en el que pesa más la narrativa que la jugabilidad con un tema adulto, fuera de estereotipos heroicos y con un arte evocador.
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