Si tuviera que definir 'El Bucle' con una sola palabra diría que es un librojuego sofisticado. Y lo es en ambos sentidos del término: elegante y complejo.
Desde el punto de vista estético, a su cuidada maquetación se une el detalle de un ribete en los márgenes de todas las páginas que lo hace verdaderamente atractivo. Pero sobre todo es la portada la que lo dota de gran personalidad. En unos tiempos en los que la Inteligencia Artificial empuja a recurrir a ilustraciones pretenciosas, decidir apostar por una portada tan sencilla como evocativa demuestra mucha clase.
En cuanto a la sofisticación técnica, se traduce en una mecánica tremendamente exigente para el lector. 'El Bucle' no es un librojuego de estilo rolero centrado en una narración en la que se detallan las vivencias de un personaje que va evolucionando conforme a las decisiones y el azar. Y tampoco es un librojuego lineal en el que hay que superar combates y otros obstáculos que se interponen en el camino del protagonista hacia su destino.
'El Bucle', en cambio, es una especie de rompecabezas que primero hay que recomponer para formar un laberinto del que luego hay que conseguir salir. Y para encontrar las piezas que abren el camino hay que tener en cuenta no solo factores espaciales (dónde están las claves) si no también factores temporales (según la hora del día que sea las cosas y personajes están en un sitio o no están).
Bajo esta premisa temporal y en un mundo con múltiples localizaciones disponibles el lector que se adentra en Tanis (la ciudad donde transcurre la historia) va descubriendo una maraña que, según avanza, lejos de clarificarse se va enredando cada vez más y más, desconcertando e incluso llegando a abrumar. Es necesario reiniciar muchísimos intentos y explorar a fondo muchos lugares para que los nudos dejen de enrevesarse y comiencen a deshacerse.
Según vas avanzando en tu aventura vas consiguiendo información que se traduce en pistas que te abren puertas (en el sentido literal y metafórico) que sin esas claves permanecen cerradas para ti. Las opciones para encontrar esas pistas son múltiples y no hay un único camino ni tan siquiera un único final, pero cualquiera de las alternativas que sigas requieren de gran dosis de paciencia y meticulosidad. Más que útil es completamente necesario ir anotando toda la información y hacerlo además de forma metódica y ordenada.
El libro consta de 660 secciones, la mayoría de las cuales son párrafos breves que simplemente te dan paso a varias elecciones por donde seguir el camino. Pero esta preminencia de una redacción breve y descriptiva no significa que el libro carezca de narrativa. De hecho, detrás de la aventura hay un historión y a lo largo del relato se suceden tiroteos, romances, explosiones, reflexiones filosóficas, giros de guion, disyuntivas morales, secretos, experimentos científicos... Toda una aventura que vas descubriendo día tras día y tras día y tras día... y plagada de guiños a la generación EGB, homenajes a librojuegos clásicos y citas a los nuevos referentes del género.
En definitiva, creo que 'El Bucle' es un librojuego poco aconsejable para personalidades dominadas por la impaciencia, muy recomendable para amantes de los retos difíciles y absolutamente imprescindible para quienes gozan descubriendo los engranajes que esconden los mecanismos de precisión o contemplando piezas de artesanía minuciosa.
Hay muchas maneras de afrontar este desafío, pero yo lo he abordado como cuando alguien se dispone a hacer un puzle: después de echar las piezas sobre la mesa lo primero que hay que hacer es colocar todas boca arriba, para después dividirlas en grupos apartando las cuatro esquinas y las que tienen borde para luego ya empezar a reconstruir. Por supuesto no es la única estrategia y posiblemente tampoco la mejor, pero ha sido la mía.
Para terminar, apunto algunos consejos aprendidos durante mi estancia en Tanis:
-En un universo tan amplio como el que se abre ante ti, a veces no sabes por dónde empezar o seguir. Para ello hay que estar atento a las orientaciones que da el libro. Por ejemplo, si escuchas una conversación en la que alguien dice que hay un periodista que acaba de tener un hijo seguramente no sea una información intrascendente. Aunque no tengas ni idea de qué puede significar buscar un parque infantil para ver si encuentras allí un periodista porque algo descubrirás (este ejemplo no es ningún spoiler porque no hay periodistas ni parques infantiles en Tanis, pero sirve a modo de ejemplo).
-Si en una localización te dan varias opciones de continuar según sea una hora u otra del día, no dejes ninguna de esas opciones sin explorar. Ve varios días a ese mismo sitio pero a todas las horas que te propone sin dejarte ninguna. Agéndate varios días con ese objetivo concreto y prioritario en mente: por ejemplo (ficticio de nuevo) visitar un día la playa a las 9.00, otro día a las 14.00 y otro día a las 23.00.
-Igualmente si has completado la exploración de todas las opciones de una localización menos una porque no has podido acceder al carecer de la pista o el objeto requeridos para entrar, apúntatelo y tenlo muy presente para volver a mirar ahí una vez que hayas conseguido la pista o el objeto en cuestión. Que no se te olvide que tenías ese rincón pendiente de explorar.
-La mecánica de la intuición es fundamental en el librojuego. Pero es recomendable tomarse un tiempo antes de utilizarla. No hay que obsesionarse con ella ni plantearse cada vez que llegues a una sección si pudiera esconder una opción de intuición. Es mejor explorar bien una localización y cuando ya la conozcas a fondo reflexionar detenidamente si alguna de las secciones de esa localización pudiera esconder una opción de intuición o no y volver otro día a intentarlo. [La intuición es una mecánica de 'El Bucle' que consiste en que algunas secciones esconden detrás más información de la que cuentan. La pega es que si intentas 'intuir' en una sección equivocada pierdes dos puntos de gesta, recurso esencial durante la aventura).
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