La historia gira en torno a diversos personajes, siendo los más importantes Mathew Stark y Emily Gibson (misioneros cristianos de origen norteamericano recién llegados a Japón), el Señor Genji del clan Okumichi del dominio de Akaoka junto a sus servidores y la dama Heiko, una famosísima geisha. A través de las 568 páginas de que consta el libro, seremos testigos de toda suerte de intrigas y ardides a la par que veremos de una manera bastante acertada el choque entre las culturas oriental y occidental.
Ciertamente, es una novela con un marcado trasfondo histórico y, aunque dudo que cuente un fragmento de la historia real, tengo la impresión de que retrata de modo bastante fiel la época en la que se enmarca.
Como no podía ser menos, le he encontrado sus pegas. Al inicio del relato, no tenía muy claro si la dama Heiko era una geisha o una cortesana. Aunque todo parece indicar que es una geisha, en los primeros capítulos (quizá por aquello de la traducción) parece insinuarse que no es tanto una geisha como una profesional; por suerte, conforme avanza el libro, se entiende realmente bien la posición de Mayonaka no Heiko.
La otra gran pega que le he encontrado han sido sus extensos capítulos (alguno llega a las 70 páginas, si no he contado mal) y en el que se narran los sucesos que ocurren a cada una de las partes ...quizá de haberse dividido estos capítulos habría resultado una lectura mucho más ligera. Desde luego, este estilo de narración tiene su encanto, puesto que en cada capítulo, se narra lo que ocurre simultáneamente en diversos puntos, entrelazándose de manera bastante curiosa en algunos puntos.
Algunos párrafos concretos resultan en exceso difíciles de leer, debido en ocasiones a lo enrevesado de la forma y en ocasiones a una probablemente mejorable traducción, puesto que la reiterada repetición de palabras en un mismo párrafo hace preguntarse si uno no está saltando de un renglón a otro, acostumbrados como estamos a los sinónimos.
En cualquier caso, la visión de la sociedad japonesa, sus códigos de honor, sus formas de actuar y pensar, etcétera; así como su contraposición a los mismos extremos de la sociedad occidental me parecen tratados de manera excelente. Leyendo El honor del samurái se hace quizá algo más asequible el entender ciertos dogmas nipones, como el seppuku o suicidio ritual, las venganzas arrastradas desde generaciones y, muy especialmente, las maneras de ser y actuar de los guerreros samurai o los señores feudales.