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El Príncipe

Histórica
Por Albos

Sí, me he dado cuenta de que la portada es de otra edición, pero no creo que afecte demasiado al contenido.


 


Desde primero de bachiller, que fue la primera vez en la que Maquiavelo fue algo más para mí que el origen y fuente etimológica de un adjetivo castellano (conocía su existencia, pero nunca había leído nada suyo ni me había informado sobre su persona), el tipo me cayó bien. Siempre me cayeron bien los mal considerados, sobre todo este, porque por lo que iba averiguando... no me parecía inmoral en absoluto. Sólo era práctico, inhumanamente práctico. ¿Cuál era el problema?


 


Y con esa idea en mente pasaron los años y se sucedieron las partidas, y ese toque maquiavélico seguía ahí, en todas mis figuras políticas o económicas (me parecen unos consejos muy aplicables para estos) de importancia. Y así, un día, por recomendación de Laulau empecé a leer El Príncipe.


 


Es importante que la obra se contextualice y destacar que la incontable cantidad de referencias históricas que sirven de ejemplo a los consejos que Maquiavelo da a Lorenzo pueden hacer su lectura aburrida, gris y pesada. En la edición que leí, casi un tercio del libro es contextualización, siendo el resto una serie de mapas de la Italia de la época y el resto la obra traducida del autor florentino.


 


A lo largo del texto, Nicolás da sus consejos sobre cómo ha de actuar un gobernante para conseguir y mantener su poder, todo ello sin temblarle demasiado la voz al dar cierto consejo que, según diversas interpretaciones morales (entre ellas, desde luego, la judeocristiana) son malvadas. El caso es que, con todo, Maquiavelo sugiere una serie de ideas que, en esencia, se siguen llevando a la práctica hoy en día, tanto a nivel político como económico y de las que, algunas, pese a la poca nobleza o sinceridad que tienen muchas de ellas, facilitan el gobierno y sirven al bien de la mayoría, lo que, en cierto modo, podría considerarse de una cierta moralidad positiva, supongo.


 


Una lectura recomendable para ver sistemas de poder con otros ojos.


 


En cualquier caso, a lo largo de las últimas décadas, tras que durante mucho se haya considerado este como una especie de Manual del Mal, se han hecho muchísimas interpretaciones, entre las que caben destacar apuestas tales como que Maquiavelo quería que esto llegase a oídos de todo el mundo para destapar los medios de gobierno y que se pudiera reaccionar o que se trate de una sátira. Esas cosas ya las dejo a gusto del consumidor.


KomandanteKrull
KomandanteKrull · 02/06/2010 01:37
Un libro muy interesante, aunque requiere cierto esfuerzo interiorizar realmente la sabiduría de Maquiavelo (algo que supongo que sucede con todos los libros de filosofía). La verdad es que me siento plenamente identificado con este individuo y no puedo menos que estar totalmente de acuerdo con todo lo que dice, sin importar que se equivoque o acierte, pues lo que importa es su manera de pensar y de cómo se deberían de afrontar las situaciones (de hecho él mismo te lo dice: "tonto el que me haga caso de forma literal, pues verá su culo atravesado por la tiranía de los hombres malos". Lo que no entiendo es que alguien considere que estos consejos son "malvados" o tal. Maquiavelo se mueve en unas esferas en los que bien y mal son solamente un par de herramientas más. Él considera que un príncipe tiene solo una cosa sagrada: su propia supervivencia como príncipe, y todo lo demás son fichas del tablero de juego que deben de girar en torno a ese ideal. Es decir, Maquiavelo dice que si lo que necesitas hacer es comportarte como si fueras Jesucristo para obtener lo que necesitas, que seas Jesucristo. Y si mañana tienes que ser el Diablo, pues eres el Diablo. Porque como te obstines en ser Jesucristo cuando tienes que ser el Diablo, te irás a tomar por el culo. Y si quieres ser el Diablo cuando necesitas ser Jesucristo, pues lo mismo. Y a nadie le importará una mierda durante más de cinco minutos si te fuiste a tomar por culo por ser fiel a tu ideal de ser bueno o malo. Es decir, Maquiavleo dice que el príncipe no puede permitirse el lujo de la gente corriente del placer de satisfacer su sentido de la moral, debe superarlo y hacer lo que deba en cada situación, por mucho que le joda tener que hacerlo. La única frase que le falta a este libro es: [I]"Be water my friend"[/I]
antiirenicus
antiirenicus · 06/04/2010 19:54

Yo aún no me lo he leído pero lo tengo en mi estantería desde la última feria del libro, y me da curiosidad. Cuando lo lea puntuaré sobre el tema. 

Rakothurz
Rakothurz · 06/04/2010 19:20

Y me extraña ver que este libro tenga tan pocas críticas en la CU.

A mi me lo mandaron a leer en el ultimo semestre de mi carrera, y esta es la hora en la que no entiendo cómo pude perderme ese libro durante 17 años de mi vida. Me pareció genial, una descripción del poder y las tretas para mantenerlo que solo han cambiado de nombre y vestuario, mas no de esencia. Y efectivamente Albos, Maquiavelo era despiadadamente práctico, un tipo muy aterrizado y capaz.

Yo tambien tengo una edición en la que los unicos comentarios son los de Napoleón, y me acuerdo que me divertía ver cómo era de egocéntrico el emperador francés. Sobre todo, cuando decía que el "había mejorado ese o aquel concepto de Maquiavelo". 

Es un excelente libro. De los mejores que yo haya leido en mi vida, y por ello merece un 10.

Arclite
Arclite · 14/01/2010 14:23

Yo ya pensé en su momento hacer una crítica literaria de esta influyente obra. Cuantísimos políticos han leido en secreto -y no tan en secreto- las directrices de este sabio hombre que como indica Albos era despiadadamente práctico.

Un libro destinado al total servicio de la adquisicón, conservación y uso del poder. Especialmente interesante los capítulos sobre ser amado y temido, los consejeros y el arte de la guerra. En este último Maquiavelo no aconseja sobre tácticas miliatres, al margen de la evidente eficacia de la infantería suiza sobre la caballería pesada, sino que se centra en cómo asegurarse la lealtad de un ejército, demostrando su profundo desprecio a las tropas mercenarias, situándolas por detrás incluso de las tropas extranjeras. La figura de César Borgia lo inunda todo, especialmente en el capítulo de consejeros, donde expone sin miramientos que en caso de revuelta se ha de acusar y ajusticiar a los consejeros para aplacar así la ira del pueblo.

Los halagos de Fernando el Católico (que promueve la fe y la paz y es enemigo de ambas) completan los dos esquemas idílicos del Príncipe: el nuevo (César Borgia) o el heredado (Fernando el Católico).

He de decir que yo tengo la edición en la que a pie de página se podían leer las anotaciones que Napoleón Bonaparte hacía en el libro que él tuvo. Una curiosa comparación entre los dos hombres, donde Napoleón adoraba los consejos de Nicolás y despreciaba algunos otros por el mero hecho de que "no servía en el siglo que vivimos".

Ni utopías, ni política acorde a la fe cristiana ni ostias. El poder es duro, inflexible, único, inmutable, sangriento, ateo e interesado y Maquiavelo la expone sin miedo.