Si algo se me ha quedado bien grabado de esta historia sin duda es la formidable fuerza de voluntad de la protagonista. A lo largo de la historia el autor destroza sin piedad ni miramientos todos y cada uno de los aspectos de la vida de Harper, quien consigue sobreponerse a cada desgracia que le cae encima a base de perseverancia y de ganas de vivir. No es una heroína de acción como Lara Croft o Leia Organa, sino una buena persona que intenta sobrevivir en un mundo desquiciado y ayudar a los demás. Personaje carismático, valiente, tenaz y muy atractivo que cumple con soltura el papel de soporte de toda la historia.
Pero Harper no es lo único que merece la pena encontrar en este libro. La trama es compleja, bien narrada y queda bien resuelta. Pese a su longitud (más de 900 páginas) no se hace pesado ni repetitivo. Si haya algún momento de aburrimiento un servidor no lo ha encontrado. Según yo lo veo nos da una idea muy aproximada de lo que ocurriría en caso de una pandemia real que causase la muerte de forma segura pero impredecible en el tiempo. En ciertos tramos del libro el autor nos ofrece indicios de qué pasa con los infectados en otras partes del mundo muy lejos del entorno de Harper, que nos da la impresión de un mundo sumido en el caos y la barbarie en la que el ser humano ha vuelto a regirse por la ley más básica de la naturaleza: Los fuertes sobreviven
Los personajes secundarios son un contrapunto perfecto para la protagonista y ellos más que la enfermedad son los artífices de todas las alegrías y sinsabores que tendrá que afrontar. Destacables me parecen la entrañable Renée Gilmonton, el psicótico Hombre Marlboro y el misterioso Bombero. Me gustaría hablar largo y tendido sobre ellos, pero no sé cómo hacerlo sin desvelar detalles importantes de la trama.
Por todo lo dicho recomiendo su lectura.
Un saludo
Konietzko
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