Adaptable a Kult, Cultos Innombrables, La llamada de Cthulhu, Rastro de Cthulhu, Fear Itself, Dead of Night ... cualquier juego de terror con ambientación moderna.
Tengo muy buen recuerdo de «Dientes rojos», la anterior obra de Cañadas, así que cuando vi este libro en un frontal de un centro comercial, ni me lo pensé.
Me ha gustado pero creo que, de nuevo, patina un poco en el final. Sucedía algo parecido en su anterior obra, que tenía un final que no terminaba de convencerme. Pero aquí me parece algo más grave porque he notado un final demasiado truculento, con unos giros que me parecieron comprensibles pero un tanto innecesarios, que no terminaron de encajarme con el resto de la obra.
Y aun con eso, me ha parecido una obra sobresaliente, que me ha tenido pegado a sus páginas durante toda la semana, arañando ratos sueltos para seguir leyéndolo.
Cañadas es un experto tejiendo tramas de misterio mediante retazos, saltando de adelante a atrás en la historia, dejándote atisbar sucesos sin terminar de completar el puzle hasta el final del mismo. Además, en este título han usado una técnica de edición que me ha gustado especialmente: cuando narran fragmentos que se están viendo en algún tipo de video, el papel de la edición impresa es negro con letras blancas, sirviendo esos capítulos para «separar» partes narrativas. Llevando un poco más allá esta singular apuesta, cuando en un tramo determinado los personajes usan cámaras ocultas, pero van juntos, la edición nos muestra en doble columna el texto para que podamos leer lo que ve cada uno de ellos. Que es lo mismo, pero no igual. Me han gustado mucho estas mecánicas narrativas que se salen un poco de lo convencional.
Al final del libro, en la página dedicada al autor, descubrí que Cañadas también escribe guiones de televisión. Se nota, porque muchas de las escenas se narran de forma muy visual, eres capaz casi de ver lo que sucede en una pantalla imaginaria en tu cabeza.
Si os gusta el terror, las historias macabras —y un tanto escabrosas— este libro no os va a defraudar. Aunque el giro final no me terminó de convencer, reconozco que fue un giro lícito. No empaña para nada el resto de la obra y, seguramente, a mucha otra gente le sorprenderá. Es cuestión de gustos personales.
Yo, por mi parte, seguiré atento a lo que vaya publicando este autor.
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