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 Este no es un libro de fantasía medieval típico, se nota desde la primera página. Steven Brust ha creado un mundo que los demás desarrolladores de este género han dado de lado por completo. El escenario de VT parece, realmente, incontrolable. El uso de la magia es tan generalizado y tan potente que todo lo que se hace puede deshacerse. Ejecutar un asesinato requiere de una planificación meticulosa, extensa y sin ningún error. Un arma utilizada durante demasiado tiempo puede ser rastreada, un uso demasiado abusivo de magia puede ser percibido por cualquiera sensible a la misma, un trabajo hecho a medias es absolutamente inútil, el mundo es peligroso bañado por la sombra de la terrible magia dragaerana y de la ordenada y metódica brujería ritual oriental. Esgrima, magia, planificación y sorpresas. Un cóctel. Un estallido. Eso es lo que propone Brust.

Tal vez la característica más destacable de esta magnífica novela es su ritmo vertiginoso que no da un respiro en sus 214 páginas. Ninguno. Capítulo I: presentación de personajes. Capítulo II: situación actual de Vlad. Y ya está, a partir de ahí nos arrastra a su espiral de acción-reacción-rerreacción y ya no hay pausa ni clemencia posibles. Uno quiere saber qué pasa a continuación, hasta llegar a un pequeño punto anticlimático que parece no existir, y es que no existe. Desde el momento en que empieza la acción —y lo hace muy muy rápido—, la trama sufre un in crescendo imparable y despiadado hasta el mismísimo epílogo de 7 páginas que suponen el único bajón, la única área de servicio en la que descansar.

La narración en primera persona proporciona cierta proximidad, acerca al lector a la situación. Vlad se lo está contando (hay varias apelaciones directas al lector, como si mantuviesen algún tipo de conversación. Pocas, sí, pero las hay). Brust consigue así una mayor empatía con el personaje, es fácil ponerse en la piel de alguien que te lo cuenta de modo tan cercano. Vlad está ahí, al otro lado de la página, al otro lado de la mesa; probablemente tomándose una cerveza helada mientras habla.

Vlad Taltos es un personaje tremendo. Grande. Épico. En su carácter cínico, insidioso por momentos, en lo elaborado de sus planes, con todos los factores que tiene en cuenta en todo momento —él mismo llega a describirse como paranoico—, sus compañeros son muy carismáticos: la elegante y terrible ladrona Kiera, el astuto y atento Kragar, el divertido sin ser cargante Loiosh, el noble Morrolan, la adorable y letal Cawti y la encantadora y brutal Aliera. El escenario tiene un magnetismo propio: con las resurrecciones sencillamente a golpe de talonario, con la muerte-no-permanente visto como algo completamente normal, con las explicaciones internas de todos los conceptos que va introduciendo...

Una de las mejores obras de fantasía que he leído nunca, junto a partes de Geralt y partes de Canción de HyF.

Si tenéis opción a conseguir este libro, no la perdáis; que actualmente son casi imposibles de conseguir.

Añadido: tened en cuenta, no obstante, que en inglés van sólo por poco más de la mitad de la serie. Han publicado el 11 o el 12 este año y, se supone, van a ser 19. Uno por cada Casa, salvo el cuarto, que se llama Taltos (por el personaje principal) y el último que, según leí en internet, se llamará "El último contrato".