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La Estación de la Calle Perdido

Ciencia ficción
Por McAxel

Es una novela de fantasía oscura, futurista y fantástica pero con toques oscuros y amargos.
Lo primero decir, para que no os pase como a mi novia, que sí que está bien escrito, es La Estación de la Calle Perdido, que no es que la calle esté perdida si no que Perdido es el nombre de la calle ^_^

Bueno, el libro quizá sea de la literatura más adulta a nivel de fantasía que he leído, presentando una enorme ciudad en un futuro con una mezcla extraordinaria de fantasía y tecnología, en el que lo mismo se usan espadas y pistolas de pólvora que armas de la más compleja tecnología, en la que se mezclan hechizos taumatúrgicos junto a motores de pistones y vapor, en la que conviven juntos vampiros, hombres-cacto, constructos (una especie de ciborgs pero a vapor), demonios, políticos corruptos (aunque por esto último podría ser época actual ;D), científicos que estudian realizar hechizos aumentándolos con motores, hombres pájaro, hombres escarabajo y un largo etcétera de criaturas fantásticas.

Existe una cierta "brutalidad" a la hora de presentar el mundo y la verdad es que vas conociéndolo sobre la marcha; es decir, en ningún momento te explican como es el mundo si no que más bien da la sensación de que te has saltado el prólogo y estás viendo la "película" empezada y enterándote según van ocurriendo cosas. Y, a pesar de que pueda parecer esto una desventaja, es lo que le da un toque genial al libro, le proporciona de ese encanto que le separa de otros.

Ah! Y el final, sin destrozarlo, es de los que te deja con un regusto amargo en la boca, que sigues pensando en él durante días y, a pesar de eso, te saca una media sonrisa :)

McAxel


Amnaris
Amnaris · 22/07/2008 21:09
Si, es Steampunk, pero el Steam punk no es ajeno a la fantasía (como se puede ver en Arcanum, Falkenstein o Iron Kingdoms). China Mieville se ha convertido desde que leí este libro en uno de mis autores favoritos del panorama. Tiene una forma de describir densa y barroca, y un gusto por lo sangriento, lo sucio, lo extraño (algunos dirían mal gusto). A veces cansa un poco, pero el resto se sale. Luego... pocos autores son tan originales como Mieville, y pocos están tan orientados políticamente. Según parece la trilogía de Bas Lag es un intento de su autor para alejarse de las convenciones de la fantasía (consideradas reaccionarias por Mieville) y introducir influencias del marxismo (del viejo Karl no de los hermanos). Esta fantasía marxista no le sale nada mal y la verdad es que según dicen esta muy marcada en el Consejo de Hierro, el cual no he leído. La Estación es una buena puesta en escena de su mundo inventado de Bas Lag, de los que hay dos novelas más: la Cicatriz y el Consejo de Hierro. La Cicatriz me parece aun mejor que la Estación, aunque se aleja de la megalopolis de Nueva Crobuzón para irse de viaje por los mares y el tono sea un pelin menos sombrío y más de aventura. En la Cicatriz ha corregido la tendencia que tenía en la Estación a poner parrafadas en las que básicamente sus personajes no hacían nada o no pasaba nada importante. En la Estación su tendencia ello hace que haya partes muy pesadas de leer, como la incursión en El Invernadero. En la Cicatriz también hay un épica batalla naval, y cojones, el tío se sale describiéndola. Nada de tópicos manidos sobre la heroicidad, las batallas de Bas Lag son crueles y desangrantes, como su mundo.
Equisnegra
Equisnegra · 08/01/2007 00:00
Coincido en que es una gran novela pero su catalogación es errónea. O al menos así lo creo. Estación pertenece al subgénero steam-punk, dentro de la ciencia ficción, caracterizado por una ambientación de corte victoriano (para quienes hayan jugado con Arcanum saben de lo que hablo) y donde la energía procede del carbón (de ahí la calificación de este subgénero). Por lo demás, una novela barroca centrada en la ciuda de Nueva Crobuzón, un verdadero crisol de razas, donde tecnología y taumaturgia se mezclan en un equilibrio perfecto, en medio de un marco político marcado por la corrupción, la desesperación, el miedo y al mismo tiempo, la esperanza y las ganas de vivir. Una historia de supervivencia y de evolución personales, con momentos trágicos pero hermosos. Una novela que no es fácil y que a muchos no termina de convencer, pero que a mí me fascinó.