Las ciudades invisibles es una obra que destaca por su elegancia en la prosa, por las florituras literarias, el minucioso y mimado vocabulario y, sobre todo, la imaginación y cariño que destila cada relato.
55 ciudades, todas con nombre de mujer, son descritas tal como las entiende Marco Polo o, al menos, tal como dice haberlas entendido; aunque en la misma obra, el Kublai Kan cuestiona a Marco la veracidad de tales hechos, algo que el lector se plantea, a su manera, desde el principio. Envolviendo a estos relatos, a modo de hilo, tenemos los pasajes en los que hablan Marco y el Kublai Kan, aunque estos carecen un poco del estilo claro y definido del resto de la obra.
En cualquier caso, Las ciudades invisibles no es una obra al uso; no importa qué está contando. Importa cómo lo cuenta. Cada relato, cada breve pieza de estas 55 está trabajada con mimo y esmero, recreando un escenario a menudo completamente onírico que sólo tiene la lógica que queramos darle, una lógica tan abierta, tan abstracta; que Calvino (un teórico del lenguaje y la literatura) aprovecha para abarcar muchos más campos de los que parecen evidentes a simple vista.
Las ciudades invisibles es una obra difícil de evaluar y de valorar debido a todas estas intencionalidades metatextuales, mas aunque sólo sea por la hermosura que yace en cada uno de sus pequeños relatos, merece la pena ser leída.
Muy muy buen libro, me acuerdo que tube q iloustrar algunas de las ciudades para un trabajo...
lo recomiendo!
Para que se vea la nota.
Hay que tener en cuenta que es una obra que puede resultar farragosa y, muy seguramente, sea abandonada a la mitad por muchos, pero su calidad literaria me parece muy lejos de estar en entredicho. En cualquier caso, destaco que no fue concebida para leer del tirón, que cada ciudad es un pequeño relato en el que pasar un rato largo, sobre el que reflexionar, antes de continuar.
Prosa lírica, supongo.