Las antologías de Bruguera no tienen nada que envidiar a las nuevas de Valdemar. Vale, estas últimas son más grandes, tienen mejor encuadernación, presentación y son un mundo más caras, pero en una indestructible edición de bolsillo que todavía puede encontrarse en las tiendas de segunda mano hay tanta o más calidad que en un tomo mejor encuadernado.
En este caso, el título va al grano: las mejores historias de fantasmas. Bueno, lo de “las mejores” siempre es habitual aunque la antología sea un truño, aunque la mayor ventaja de este libro consiste en la variedad y la selección de autores poco conocidos. De hecho, el seleccionador es belga y se nota, ya que hay un número sorprendente de autores de la zona, y algún que otro francés, frente a la proporción de ingleses, quienes habitualmente dominan el cotarro del relato fantasmal. No puede faltar en este caso, Jean Ray, aunque sea bajo su seudónimo John Flanders.
El tema de los relatos, aparte de los fantasmas, varía mucho: desde los espectros más clásicos hasta otras visiones más sorprendentes como la de Claude Seignolle, en la que se adelanta varias décadas al tema del espacio-tiempo y de paso, demuestra que se puede escribir un relato de terror con adolescentes sin que resulte un pastel insufrible.
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